Enterrados vivos...
4 participantes
Página 1 de 1.
Enterrados vivos...
La tapefobia (miedo a ser enterrado vivo) se extendió en Europa entre finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX coincidiendo con las epidemias de cólera que arrasaron Europa.
Durante aquellos años, se dieron muchos casos de ataúdes revisados tiempo después del entierro con marcas de arañazos en la parte interior, que demostraron que algunas de las personas enterradas no estaban realmente muertas y lucharon por salir de aquella jaula eterna.
Este miedo estuvo tan extendido, que entre los muchos documentos históricos, se han podido encontrar escritos de algunos personajes representativos de la época que estuvieron preocupados ante la posibilidad de ser enterrados vivos.
El primer ataúd de seguridad del que se tiene constancia fue diseñado a petición del Duque de Brunswick antes de su muerte en 1792. Este ataúd estaba dotado de una ventana que permitía la entrada de luz, así como un tubo para suministrar aire fresco al ataúd. En vez de tener una tapa que fuera cerrada con clavos, tenía una tapa que se cerraba con una cerradura. Dentro de un pequeño bolsillo dentro del ataúd, se situaron dos llaves, una para abrir el ataúd, y otra para la tumba donde se situaría, aunque estas llaves nunca llegarían a ser usadas.
Después, fueron muchos los que intentaron patentar distintos diseños de ataúdes similares. Pessler, un párroco alemán, fue en 1798 el primero en proponer que todos los ataúdes fueran dotados de una cuerda que les permitiera hacer sonar las campanas de la iglesia. De aquí la expresión "Salvado por la campana".
En 1822, Adolf Gutsmuth llegó mucho más lejos y para mostrar la eficacia de su diseño se enterró vivo durante varias horas en las que demostró el funcionamiento de todo el equipamiento del ataúd.
La fiebre fue tal durante el resto del siglo XIX que tan sólo en Alemania se patentaron más de de 30 ataúdes de este tipo. El elemento más común que tenían todos estos ataúdes era un mecanismo que permitía a la persona dentro del ataúd comunicarse con quien hubiera cerca de su tumba.
Para ello la gran mayoría de los diseños tenían una cuerda similar a la propuesta por Pessler, aunque otros fueron más extravagantes dotando al ataúd de la posibilidad de izar una bandera, o hasta de lanzar un cohete pirotécnico.
Pero sin duda, el elemento más esencial de la mayoría de diseños (y que algunos no tenían) era dotar al ataúd de un respiradero, así como algo de comida y agua, para permitir que el enterrado se mantuviera con vida el tiempo suficiente antes de que de nuevo fuera sacado a la superficie.
Pese a todos los diseños que tuvieron lugar durante el siglo XIX, no hay documentado ningún caso de personas que hayan sido salvadas por uno de ellos, aunque sí algunos casos de falsas alarmas en los que los espasmos de los muertos tensaron las cuerdas haciendo sonar las campanas.
A lo largo del siglo XX este tipo de diseños cayeron en desuso por las mejoras a la hora de determinar la muerte real de una persona, pero en 1995 un nuevo diseño fue planteado por el italiano Fabrizio Caselli. En este caso, aprovechándose de las nuevas tecnologías, el ataúd estaba equipado con monitor cardiaco, una alarma de emergencia y un sistema de comunicación.
Fuente: Recuerdos de Pandora
Durante aquellos años, se dieron muchos casos de ataúdes revisados tiempo después del entierro con marcas de arañazos en la parte interior, que demostraron que algunas de las personas enterradas no estaban realmente muertas y lucharon por salir de aquella jaula eterna.
Este miedo estuvo tan extendido, que entre los muchos documentos históricos, se han podido encontrar escritos de algunos personajes representativos de la época que estuvieron preocupados ante la posibilidad de ser enterrados vivos.
Todo lo que deseo para mi propio entierro es que no me entierren vivo – Lord Chesterfield en una carta a su nuera.
Hacedme un entierro decente, pero no pongáis mi cuerpo en el ataúd hasta que pasen por lo menos dos días de mi muerte – Última petición de George Washington
La tierra es asfixiante… Juradme que me abriréis en canal para que no pueda ser enterrado vivo – Últimas palabras de Frédéric Chopin.
El primer ataúd de seguridad del que se tiene constancia fue diseñado a petición del Duque de Brunswick antes de su muerte en 1792. Este ataúd estaba dotado de una ventana que permitía la entrada de luz, así como un tubo para suministrar aire fresco al ataúd. En vez de tener una tapa que fuera cerrada con clavos, tenía una tapa que se cerraba con una cerradura. Dentro de un pequeño bolsillo dentro del ataúd, se situaron dos llaves, una para abrir el ataúd, y otra para la tumba donde se situaría, aunque estas llaves nunca llegarían a ser usadas.
Diseño de ataúd dotado de campana
Después, fueron muchos los que intentaron patentar distintos diseños de ataúdes similares. Pessler, un párroco alemán, fue en 1798 el primero en proponer que todos los ataúdes fueran dotados de una cuerda que les permitiera hacer sonar las campanas de la iglesia. De aquí la expresión "Salvado por la campana".
En 1822, Adolf Gutsmuth llegó mucho más lejos y para mostrar la eficacia de su diseño se enterró vivo durante varias horas en las que demostró el funcionamiento de todo el equipamiento del ataúd.
La fiebre fue tal durante el resto del siglo XIX que tan sólo en Alemania se patentaron más de de 30 ataúdes de este tipo. El elemento más común que tenían todos estos ataúdes era un mecanismo que permitía a la persona dentro del ataúd comunicarse con quien hubiera cerca de su tumba.
Para ello la gran mayoría de los diseños tenían una cuerda similar a la propuesta por Pessler, aunque otros fueron más extravagantes dotando al ataúd de la posibilidad de izar una bandera, o hasta de lanzar un cohete pirotécnico.
Pero sin duda, el elemento más esencial de la mayoría de diseños (y que algunos no tenían) era dotar al ataúd de un respiradero, así como algo de comida y agua, para permitir que el enterrado se mantuviera con vida el tiempo suficiente antes de que de nuevo fuera sacado a la superficie.
Pese a todos los diseños que tuvieron lugar durante el siglo XIX, no hay documentado ningún caso de personas que hayan sido salvadas por uno de ellos, aunque sí algunos casos de falsas alarmas en los que los espasmos de los muertos tensaron las cuerdas haciendo sonar las campanas.
A lo largo del siglo XX este tipo de diseños cayeron en desuso por las mejoras a la hora de determinar la muerte real de una persona, pero en 1995 un nuevo diseño fue planteado por el italiano Fabrizio Caselli. En este caso, aprovechándose de las nuevas tecnologías, el ataúd estaba equipado con monitor cardiaco, una alarma de emergencia y un sistema de comunicación.
Fuente: Recuerdos de Pandora
_________________
Pi pu píííu!
Sobre mí
Re: Enterrados vivos...
Pone los pelos de punta y da escalofríos pensar que algo así podía suceder. Muy interesantes las citas a algunas cartas y la anécdota de "salvados por la campana" que nunca sospeché que provenía de estos hábitos. Gracias Raisah.
Lady Áyden Norwich- Admin
- Mensajes : 3633
Fecha de inscripción : 26/02/2010
Localización : Cruzando océanos de tiempo
Re: Enterrados vivos...
La verdad es que comprendo el miedo de estas personas, y mucho, daros cuenta que en aquellos entonces el desarrollo de la ciencia forense, estaba como mucho en pañales, y la forma de certificar la muerte de una persona se reducía muchas veces a colocar un espejo bajo la nariz y si este no se empañaba, se establecía que el paciente había muerto. Sin embargo, cómo supondreis, la técnica no era ni mucho menos fiable, y más de una persona sufrío de ese tipo de enterramientos.
Obviamente según se fueron desarrollando los métodos forenses, estos hábitos fueron perdiéndose, pero no me digais que no tenía que ser horrible para el guarda del cementerio que, en medio de la noche ... sonara la campanita de marras ...
Obviamente según se fueron desarrollando los métodos forenses, estos hábitos fueron perdiéndose, pero no me digais que no tenía que ser horrible para el guarda del cementerio que, en medio de la noche ... sonara la campanita de marras ...
_________________
"El crimen no era lo que me hacían, o cómo me hacían sentir. El crimen era que me importase lo que los demás pensaran de mí"
Grunge. Gen 13
Elizabeth Anne Montgomery- Admin
- Mensajes : 3514
Fecha de inscripción : 25/02/2010
Edad : 43
Localización : Más allá del frío norte...
Re: Enterrados vivos...
Ya, a mí también me daría miedo por eso mismo, que lo del espejito no es muy fiable :s
_________________
Pi pu píííu!
Sobre mí
Re: Enterrados vivos...
Ciertamente, y lo de la campanita tampoco me parece una solución muy fiable ya que, en definitiva, dependes de que alguien la oiga!
_________________
"El crimen no era lo que me hacían, o cómo me hacían sentir. El crimen era que me importase lo que los demás pensaran de mí"
Grunge. Gen 13
Elizabeth Anne Montgomery- Admin
- Mensajes : 3514
Fecha de inscripción : 25/02/2010
Edad : 43
Localización : Más allá del frío norte...
Re: Enterrados vivos...
Una magnífica aportación Raisah Disculpen que me aleje un poco (sólo un poco) del tema, pero al tratar sobre la muerte, me he acordado de lo que decía Jardiel Poncela:
Los muertos son gente fría y muy estirada.
Los muertos, por mal que lo hayan hecho, siempre salen a hombros.
Los muertos son gente fría y muy estirada.
Los muertos, por mal que lo hayan hecho, siempre salen a hombros.
Sir Jack Winchester- Mensajes : 126
Fecha de inscripción : 02/03/2010
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.