Casas encantadas

A lo largo de la historia muchas han sido las ocasiones en las que se ha hablado de sucesesos misteriosos en determinados lugares, casas que parecen atraer la mala suerte, y la desdicha de sus ocupantes. Las razones pueden variar desde impregnaciones, fenómenos fantasmales, poltergeist o, simple y llanamente... el mal.

Un de esos lugares es la mansión Winchester en San José, California.

Los Winchester, o mejor dicho Sarah Winchester, después de amasar su fortuna gracias a sus armas de fuego construyeron una de las mansión más extrañas que existen. Con una extensión de dos hectáreas, y con más de 160 habitaciones conocidas pero colocadas de tal manera que aparenta un laberinto, ninguna con un orden preestablecido. Podemos encontrar también tramos de escaleras inverosímiles que salen de ninguna parte y van a ninguna parte.

Pero, a pesar de su fortuna, los Winchester fueron una familia maldita. William Winchester se casó por amor con Sarah L. Pardue, flor de New Haven, procedente de una buena familia del este, y juntos tuvieron una hija, que años después murió de enfermedad, mientras que Winchester moría de tuberculosis. Traumatizada y aterrorizada por los sucesos extraños que se desarrollaban en la casa familiar tras la muerte de su marido, Sarah comienza a acercarse al espiritismo hasta que contacta con una medium que le dice que su familia está maldita y que tiene tras de sí las almas de todas las personas muertas por las armas de fuego de su marido. Para evadir la maldición la medium le dice que debe ir lo más al Este posible, a poder ser a California.

Aterrorizada Sarah dejó todo atrás y emprendió rumbo al este, hasta que llegó a San José en 1884, una vez allí y tras encontrar un lugar adecuado debía comenzar a construir una mansión, mansión que, según las indicaciones de la medium, jamás debía dejar de estar en construcción. Todo ello dio lugar a una abigarramiento de habitaciones, salones y demás que se construían unos sobre otros, dando lugar a un edificio laberíntico.

La mansión llegó a contar con una línea de ferrocarril propia para transportar el material de construcción de los muelles a la zona de la mansión. Con el fin de que en ningún momento se dejara de construir, incluso por la noche, podía oírse el ruido de los martillos de los obreros, siguiendo el laberíntico proyecto de su dueña. Llegaron a construirse a lo largo de las dos hectáreas y media, seis cocinas, 476 puertas, 10.000 ventanas, 47 chimeneas, 13 baños, tres ascensores, seis cajas fuertes, 52 tragaluces, luces de gas que se encendían apretando un botón, puertas que dan a ventanas, o a la nada en los pisos superiores, gran cantidad de pasadizos y corredores secretos, ventanas con 13 paneles, escaleras de 13 escalones, 13 ganchos en los armarios de los dormitorios … todo ello a lo largo de siete pisos.

Finalmente 38 años después, en 1922, Sarah murió de una avanzada edad, de muerte natural. En todo ese tiempo, y con el fin de que las almas malditas nunca la encontraran, llegó a dormir en una habitación diferente cada noche, porque decia ver sobre todo las almas torturadas de cientos de indios muertos por el arma de su marido.

Hoy en día la casa está abierta al público, destacando las noches de Halloween y los Viernes 13, momento en que se hacen visitas guiadas totalmente en penumbra y guiados únicamente por la escasa luz de las linternas.

Ubicada en el centro de Nueva Orleans, la mansión de Madame Dauphine Lalaurie fue una de las más conocidas de la época.

En el año 1832 el doctor Louis Lalaurie y su mujer Dauphine, se mudaron al 1140 de la C/ Royal (en la esquina SO de las calles Royal y Gobernador Nichols) a su recién estrenada mansión de 3 pisos, con el fin de comenzar una nueva vida. Pronto, gracias a su belleza e inteligencia, Madame Dauphine se convirtió en la criolla francesa más importante de la sociedad, centro de la vorágine social, y una de las anfitrionas más solicitadas.

Sin embargo ambos no eran más que unos maltratadores que sometían a sus esclavos a las más degradantes vejaciones, que provocaban unos alaridos que llegaban a escucharse en todo el vecindario. Pronto los esclavos comenzaron a desaparecer poco a poco pero, la posición social de la pareja hacía que invariablemente se echara tierra sobre el asunto. No sirvió la denuncia de una vecina diciendo que los esclavos eran sustituidos excesivamente pronto, no sirvió la denuncia de otro caballero que fue testigo accidental de cómo la Señora de la casa perseguía a una de las esclavas, apenas una niña, con un látigo, hasta que la pequeña se lanzó al vacío desde la azotea, y cómo la enterraban aceleradamente en el jardín.

Tan sólo se logró obligar a los Lalaurie a vender a sus esclavos pero, un familiar los compró, y los volvió a enviar a la casa. Pero todo esto si que sirvió para que poco a poco la gente más importante de la ciudad, dejara de acudir a sus fiestas y recepciones , y que finalmente terminaran ignorándolos.

Hasta que uno de las cocineras, harta de los continuos maltratos y de las muertes, logró escapar de sus ataduras (solía mantenerla atada con cadenas a la chimenea), provocó un voraz incendio con el que pretendía poner fin a la situación y, de pasó acabar con el bien más preciado de sus amos, la mansión Lalaurie.

La noche se convirtió en día debido a la voracidad de las llamas y, los bomberos pronto se vieron superados por la situación pero, al final lograron vencer al incendio. Sin embargo, abrieron una puerta que no debían, una puerta que daba a la buhardilla, y en definitiva, al horror. Se encontraron decenas de personas hacinadas, muchas de ellas ya cadáver, otras con miembros amputados, otras metidas en jaulas, bocas cosidas, intestinos al aire, manos sin uñas, rostros sin ojos, mujeres con los intestinos fuera y atadas las manos con ellos … y, en definitiva, el infierno en la tierra.

Mientras un carruaje abandonaba rápidamente la mansión, y nada más se supo de los Lalaurie.

Sin embargo, la esperanza se abre camino y, entre todo ese horror, pudieron encontrar gente aún con vida.

Más adelante se supo que los experimentos del doctor Lalaurie habían superado todos los límites de la moralidad; con los pacientes aún con vida, taladraba sus cabezas, y por el orificio insertaba un palo con el que se removían los sesos; operaciones de cambio de sexo; llegó incluso a despellejar la cara de un niño y dejarlo así, para ver que ocurría.

La cantidad de muertos llegó a ser tal que, tuvieron que dejar de enterrarlos en el jardín y hacerlo en los suelos de las habitaciones.

La casa quedó marcada, fue desvalijada en más de una ocasión y finalmente se convirtió en refugio de indigentes. Pera la leyenda negra había comenzado, los gritos se sucedían, los indigentes seguían desapareciendo y cada suceso avivaba las llamas de la rumorología.

Aún así en 1837, un acaudalado ciudadano compró la mansión, tan sólo duró tres meses en ella …

Después de eso, la mansión ha sido habitada únicamente en dos ocasiones más. En una ocasión como colegio para niños negros, que tan sólo duró un mes, y otra un conservatorio, pero el dueño terminó tan cansado con los fantasmas que terminó tomándola con los alumnos, el asunto derivó en palizas, abusos … hasta que apareció muerto (Joseph Bing) en la más absoluta pobreza pero, a su lado había 10.000 dólares de la época, joyas, obras artísticas…

En la actualidad, el inmueble fue comprado por el actor Nicolas Cage, quien incluso trató de vivir en él, pero jamás lo logró y sigue tratando venderla…

Esa casa ubicada en el 112 de Ocean Avenue en Nueva York, era par los Lutz ( El matrimonio formado por George y Katy y sus hijas) una nueva oportunidad, el inicio de una nueva vida lejos de todos los problemas que habían tenido. La casa era perfecta, con su embarcadero, los columpios para las niñas y todo el espacio que quisieran, el precio, aunque alto para ellos, era excepcionalmente bajo para las características de la propiedad. Al principio dudaron, en incluso preguntaron por la trampa, porque tenía que haberla, y la persona enviada por la inmobiliaria les comentó que en esa casa había habido un asesinato. Sin embargo, como no creían en cosas extrañas decidieron seguir adelante con la compra y el 28 de Diciembre de 1974 se trasladaron definitivamente a la casa.

Sin embargo, desde el primer momento empezaron a sentir como si alguien más estuviera en la casa, al principio una presencia etérea pero, poco a poco comenzaron a oírse ruidos, después empezaron a aparecer manchas en las paredes, las puertas y ventanas se abrían y cerraban solas, olores extraños que no parecían proceder de ninguna parte …

Pronto Kathy comenzó a tener horrendas pesadillas, repitiendo siempre la misma escena, los asesinato acaecidos en la casa pero, en esta ocasión, los protagonistas eran los miembros de su familia. Incluso aseguró que unos ojos rojos la observaban a través de las ventanas, y en determinados lugares de la casa, se sentía continuamente vigilada.

Después vinieron las posesiones … los actos violentos, el horror fue tal que terminaron recurriendo a Fran Manguso, sacerdote de una Iglesia cercana, con la intención de que bendijera la casa, pero una fuerza invisible le empujaba, olores extraños lo rodeaban, miles de moscas inundaban el lugar, mientras que oía una y otra vez “Lárgate de aquí”.

Tras este hecho, los sucesos fueron aumentando, las luces se encendían y apagaban solas, las personas levitaban, George prohibió que se abrieran los grifos y comenzó a cortar leña, día y noche, algo los despertaba a las 3.15 de la mañana, a todos, todos los días … . El terror llegó a tal punto que, dieciséis días después de haberse instalado, los Lutz huyeron de la casa, dejando todas sus posesiones en el interior. Nunca más volvieron, la casa, nunca más fue habitada a pesar de que los 80.000 dólares sea un precio regalado …

¿Pero cuales fueron los acontecimientos que provocaron que el mal se encerrara en ese lugar en particular?. Para averiguarlo debemos remontarnos 28 días atrás, a la madrugada del 15 de Noviembre de 1974, exactamente a las 3.15 de la mañana, en la que el hijo mayor de la familia DeFeo, de tan sólo 17 años, tomo la escopeta de su padre y fue matando poco a poco a todos los miembros de su familia, un total de seis personas. Al principio en realidad nadie sospecho de él, pero las pruebas eran apabullantes, y fue condenado a 25 años de prisión. Pero las atormentadas almas de su familia, segada su vida antes de tiempo, nunca se fueron …

En suceso fue tan conocido en Estado Unidos que se han hecho nueve películas sobre los acontecimientos, siendo la más reciente de ellas “La morada del miedo” del 2005.

Corría la primera década del siglo XVIII cuando por orden del rey e construyó entre las calles Duque de Liria, Mártires de Alcalá y la plaza Seminario de Nobles, un edificio con la intención de ser arrendado a criados, lacayos y personal de confianza en general.

El edificio fue pasando por varias manos, hasta que a mediados del siglo XIX unos oficiales lo convirtieron en centro de juergas nocturnas, timbas varias y demás. Noche tras noche, se emborrachaban y a voz en grito se jugaban sus sueldos , hasta que una de esas noches de repente te abrió una puerta y un enano apareció por ella, les increpó pidiendo silencia, pero este sólo duró mientras duraba su pasmo, después siguieron a lo suyo sin hacer el más mínimo caso a aquel extraño ser. Volvió a aparecer nuevamente pero como nunca le hacía caso terminaron apareciendo otros cinco armados con garrotes y entre todos, golpearon a los soldados hasta que huyeron despavoridos de la casa.

Pasó el tiempo, y los acontecimientos se olvidaron hasta tal punto que el inmueble, fue comprado por Doña Rosario de Benegas, marquesa de Hormazas. Nada más adquirirlo, comenzó a trasladar cosas y a deshacerse de otras, con la idea de adecuarlo más a sus necesidades y gustos. Sin embargo, pronto notó que habían desaparecido un cortinón y una imagen del niño Jesús que había traído de su antigua residencia. Furiosa, se dedicó a gritar al servicio por un incompetencia , hasta que, de improvisto aparece un enano con el niño Jesús en brazos, seguido por otros cuatro que cargaban el cortinón.

Dos días después la marquesa logró recogerlo todo y poner la casa a la venta.

El inmueble pasó por varias manos, hasta que es alquilada por el canónigo de Jaén, Melchor de Avellaneda. Se instaló en ella e hizo vida normal hasta que un día , mientras le escribía al obispo de su diócesis pidiéndole un libro que necesitaba para sus sermones, la puerta se abrió y apareció un enano vestido de monaguillo trayéndole el libro.

Asombrado el canónigo trato de preguntar al enano pero, antes de que se diera cuenta este había desaparecido. Trató de buscar por dónde se había ido pero, al no encontrar absolutamente nada dejó correr el suceso. Sin embargo, a los pocos días y mientras estaba por empezar a dar la misa en el convento de los Afligidos, se da cuenta de que le falta el atuendo adecuado y manda a uno de sus pajes a la casa a por él. Este toma lo necesario y al ir a dejarla oye una voz que le dice “No es ese el color de éste día, vuelve a por los ornamentos que corresponde”, asustado se dio la vuelta y vio a un enano que desaparecía. Asustado corrió en busca de Don Melchor que, ya preocupado por la situación decidió abandonar el lugar. Sin embargo, le dejó dicho a la lavandera que vivía en el piso de arriba, Jerónima Perrin, que como el alquiler estaba pagado, si quería podía quedarse.

La lavandera decidió quedarme y un día mientras se estaba encargando de la colada de la marquesa de Valdecañas (mujer de gran genio), estalló una tormenta mientras su ropa se estaba oreando fuera. Asustada, creyó perder su trabajo pues la marquesa dejó bien claro que esas mantas las necesitaba para la noche; pero la virulencia de la tormenta era tal, que no se arriesgó a salir a recuperarlas.

Mientras observaba la calle por la ventana, oye un gran portazo en el piso de abajo y asustada baja corriendo, allí se encuentra a un grupo de enanos empapados pero con los cestos de la ropa limpios y secos. Aterrorizada dejó el lugar.

Todos estos sucesos terminaron llegando a oídos del Santo Oficio quien decidió que era hora de intervenir, así que después de constatar tras una búsqueda exhaustiva que allí no había nada, procedió a la exorcización del inmueble, a través de agua bendita, sal y rezos.

A partir de aquí la historia se distorsiona, unos hablan de una turba enfurecida que destruye el edificio, otros de un incendio. Lo cierto es que la casa quedó en estado de ruina y fue abandonada hasta que se terminó derribando para construir allí un nuevo edificio.

En el proceso de desescombro apareció una habitación secreta que nadie conocía, y en ella, un grupo de enanor demacrados se encontraba rodeados de montones de máquinas para falsificar dinero. Según el Acto de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, dobladillos de oro del Brasil. En realidad, la casa jamás estuvo encantada, fue tan sólo el ardid de un grupo de truhanes que tan sólo querían que les dejaran falsificar en paz.