Charles Dickens (1812- 1870)
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Charles Dickens (1812- 1870)
HILOS RELACIONADOS:
* Fechas clave en la vida de Charles Dickens
* Los temas más habituales en las novelas dickensianas
* Los personajes más emblemáticos en las novelas de Dickens
* "Canción de Navidad": estudio pormenorizado de la novela.
* "Canción de Navidad": ¿una autobiografía de Charles Dickens?
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Este año se cumple el bicentenario del nacimiento de uno de los grandes maestros de la literatura, no solo victoriana o inglesa, sino universal de todos los tiempos. Desde Anacrónicos, queremos rendirle un pequeño homenaje presentándoos a este cronista insomne.
Inglés, de los pies a la cabeza
por VIRGINIA HERNÁNDEZ
Su universo se redujo a Londres, Yorkshire o Brighton y, sin embargo, 200 años después de su nacimiento, su prosa, clara aunque con los circunloquios propios de su época, denunció sin ridiculizar las condiciones de vida de una metrópoli que seguía siendo capital del mundo. Pero en la que muchos morían de hambre y de miseria.
El padre de David Copperfield, de la pequeña Dorrit o del Señor Scrooge supo reflejar esos años a la manera de un cronista, como había hecho en su labor como taquígrafo del Parlamento. Desde la cómoda perspectiva de su fortuna —dejó a sus hijos una herencia de ocho millones trescientas mil libras de 1870—, a Dickens no le contaban lo que ocurría fuera ni fantaseaba con lo que podría ser. Salía a las calles para verlo. Famosos son sus largos paseos, muchas veces nocturnos, por las zonas menos recomendables de Londres y su viaje, por ejemplo, a Yorkshire para ver por qué morían tantos jóvenes en la residencia de ese condado. Una visita, también al cementerio, que le costó un pleito y que fue germen de Oliver Twist.
En su última biografía publicada en España, 'Dickens. El observador solitario' (Edhasa), el británico Peter Ackroyd hace un retrato del genio inglés que no oculta sus manías ni su ego desmedido (el que le llevó a hacer giras interminables con lecturas de sus relatos en la última parte de su vida), pero que nos revela a alguien que se preocupó por las clases más humildes y que, a la vez, estaba fascinado por los progresos tecnológicos de una sociedad que recibía a la modernidad. «Cuando iluminan las calles con farolas de gas, Dickens lo compara con la llegada de Julio César o la firma de la Carta Magna», explica Gregorio Cantera, traductor precisamente de esta biografía.
Su denuncia provenía de sus orígenes y también de su adhesión a lo que entonces se llamó radicalismo, una corriente en la que también estuvieron sus compatriotas Percy Shelley (esposo de Mary Shelley, autora de 'Frankenstein') o Lord Byron. Dickens tuvo que pasar muchas horas de trabajo malpagado en una fábrica de betún para llevar algún dinero a casa y sobrevivir en una fonda de mala muerte. En unos momentos, además, que el hogar de los suyos era la prisión en la que su padre, John, penaba por sus deudas. Porque, en aquellos días, toda la familia se iba a vivir con el preso.
Este trabajo formó su conciencia (lo dejó cuando su padre salió de la cárcel) y dio consistencia a la manía que siempre sintió por su madre, Elizabeth, que fue quien insistió en que ganara el sustento de todos. Por otro lado, el radicalismo denunciaba que las estructuras estaban caducas, que la Justicia era un proceso tortuoso e interminable y que había que reformar un sistema totalmente injusto. Que no podía permitirse el hacinamiento ni que los más pobres tuviesen que vivir de los robos o de la prostitución de sus hijos. Él lo hizo a través de sus personajes: «Están totalmente encarnados. Al final de su vida, vienen a verle sus editores americanos y les enseña los sitios reales: dónde ha situado determinada escena de 'Oliver Twist' o de 'David Copperfield'».
«En 'Cuentos de Navidad', por ejemplo —recuerda Cantera—, los niños son indigencia e ignorancia. 'Oliver Twist' está situado en las zonas más insalubres de Londres, en los focos de la peste». Miseria hasta un grado hoy difícil de imaginar: el Támesis era la tumba de muchos cuerpos y foco de un hedor repugnante (en 1858, el Parlamento tuvo que hacer acopio de sábanas con lejía porque nadie podía respirar). Y, al mismo tiempo, los pobres comían restos de animales muertos, como perros o caballos, que había en su cauce.
A Charles Dickens, además, lo leyeron los más poderosos y los más humildes. La reina Victoria era su seguidora y quiso hacerlo Sir. En una entrevista personal con ella, hablaron de los precios de la carne y de lo caro que estaba el servicio (Dickens no dejaba de ser una persona rica). Pero también tenía cautivadas a las clases populares: «La gente más humilde, aunque no supiera leer, reunía el dinero para comprar el folleto (las novelas eran por entregas) y que alguien se lo leyera en grupo», recuerda el traductor. «Veían que era como ellos vivían, pero sin burlarse ni adornarlo. Nunca perdió el espíritu de cronista».
(Dickens leyéndole a sus hijas)
* Fechas clave en la vida de Charles Dickens
* Los temas más habituales en las novelas dickensianas
* Los personajes más emblemáticos en las novelas de Dickens
* "Canción de Navidad": estudio pormenorizado de la novela.
* "Canción de Navidad": ¿una autobiografía de Charles Dickens?
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Este año se cumple el bicentenario del nacimiento de uno de los grandes maestros de la literatura, no solo victoriana o inglesa, sino universal de todos los tiempos. Desde Anacrónicos, queremos rendirle un pequeño homenaje presentándoos a este cronista insomne.
Inglés, de los pies a la cabeza
por VIRGINIA HERNÁNDEZ
Su universo se redujo a Londres, Yorkshire o Brighton y, sin embargo, 200 años después de su nacimiento, su prosa, clara aunque con los circunloquios propios de su época, denunció sin ridiculizar las condiciones de vida de una metrópoli que seguía siendo capital del mundo. Pero en la que muchos morían de hambre y de miseria.
El padre de David Copperfield, de la pequeña Dorrit o del Señor Scrooge supo reflejar esos años a la manera de un cronista, como había hecho en su labor como taquígrafo del Parlamento. Desde la cómoda perspectiva de su fortuna —dejó a sus hijos una herencia de ocho millones trescientas mil libras de 1870—, a Dickens no le contaban lo que ocurría fuera ni fantaseaba con lo que podría ser. Salía a las calles para verlo. Famosos son sus largos paseos, muchas veces nocturnos, por las zonas menos recomendables de Londres y su viaje, por ejemplo, a Yorkshire para ver por qué morían tantos jóvenes en la residencia de ese condado. Una visita, también al cementerio, que le costó un pleito y que fue germen de Oliver Twist.
En su última biografía publicada en España, 'Dickens. El observador solitario' (Edhasa), el británico Peter Ackroyd hace un retrato del genio inglés que no oculta sus manías ni su ego desmedido (el que le llevó a hacer giras interminables con lecturas de sus relatos en la última parte de su vida), pero que nos revela a alguien que se preocupó por las clases más humildes y que, a la vez, estaba fascinado por los progresos tecnológicos de una sociedad que recibía a la modernidad. «Cuando iluminan las calles con farolas de gas, Dickens lo compara con la llegada de Julio César o la firma de la Carta Magna», explica Gregorio Cantera, traductor precisamente de esta biografía.
Su denuncia provenía de sus orígenes y también de su adhesión a lo que entonces se llamó radicalismo, una corriente en la que también estuvieron sus compatriotas Percy Shelley (esposo de Mary Shelley, autora de 'Frankenstein') o Lord Byron. Dickens tuvo que pasar muchas horas de trabajo malpagado en una fábrica de betún para llevar algún dinero a casa y sobrevivir en una fonda de mala muerte. En unos momentos, además, que el hogar de los suyos era la prisión en la que su padre, John, penaba por sus deudas. Porque, en aquellos días, toda la familia se iba a vivir con el preso.
Este trabajo formó su conciencia (lo dejó cuando su padre salió de la cárcel) y dio consistencia a la manía que siempre sintió por su madre, Elizabeth, que fue quien insistió en que ganara el sustento de todos. Por otro lado, el radicalismo denunciaba que las estructuras estaban caducas, que la Justicia era un proceso tortuoso e interminable y que había que reformar un sistema totalmente injusto. Que no podía permitirse el hacinamiento ni que los más pobres tuviesen que vivir de los robos o de la prostitución de sus hijos. Él lo hizo a través de sus personajes: «Están totalmente encarnados. Al final de su vida, vienen a verle sus editores americanos y les enseña los sitios reales: dónde ha situado determinada escena de 'Oliver Twist' o de 'David Copperfield'».
«En 'Cuentos de Navidad', por ejemplo —recuerda Cantera—, los niños son indigencia e ignorancia. 'Oliver Twist' está situado en las zonas más insalubres de Londres, en los focos de la peste». Miseria hasta un grado hoy difícil de imaginar: el Támesis era la tumba de muchos cuerpos y foco de un hedor repugnante (en 1858, el Parlamento tuvo que hacer acopio de sábanas con lejía porque nadie podía respirar). Y, al mismo tiempo, los pobres comían restos de animales muertos, como perros o caballos, que había en su cauce.
A Charles Dickens, además, lo leyeron los más poderosos y los más humildes. La reina Victoria era su seguidora y quiso hacerlo Sir. En una entrevista personal con ella, hablaron de los precios de la carne y de lo caro que estaba el servicio (Dickens no dejaba de ser una persona rica). Pero también tenía cautivadas a las clases populares: «La gente más humilde, aunque no supiera leer, reunía el dinero para comprar el folleto (las novelas eran por entregas) y que alguien se lo leyera en grupo», recuerda el traductor. «Veían que era como ellos vivían, pero sin burlarse ni adornarlo. Nunca perdió el espíritu de cronista».
(Dickens leyéndole a sus hijas)
Lady Áyden Norwich- Admin
- Mensajes : 3633
Fecha de inscripción : 26/02/2010
Localización : Cruzando océanos de tiempo
Fechas clave en la vida de Charles Dickens
Fechas clave
7.02.1812. Nace en Portsmouth Charles John Huffam Dickens, segundo hijo de John y Elizabeth Dickens.
1820. La familia se traslada a Londres.
1824. Comienza a trabajar en la fábrica de betún mientras su padre está encarcelado.
1831. Cronista parlamentario.
1833. Primer relato: 'A dinner at Poplar Walk'.
1836. Primeras series de 'Los papeles del club Pickwick' y boda con Catherine Hogarth.
1837. Inicia 'Oliver Twist' y nace su primer hijo, Charley.
1839. Primeros capítulos de 'Nickolas Nickleby'.
1842. Visita EEUU y publica 'Notas de América'.
1843. 'Cuentos de Navidad'.
1849. Empieza 'David Copperfield'.
1853. Primera lectura pública.
1854. 'Tiempos difíciles'.
1857. Publica 'La pequena Dorrit' y conoce a la joven actriz Elle Ternan.
1858. Se separa de su esposa.
1860. Publica 'Grandes esperanzas'.
1864. Se edita 'Nuestro común amigo'.
1868. Tour de lecturas en EEUU.
1870. Primeras entregas de 'El misterio de Edwin Drood', su novela inacabada. Muere el 9 de junio y lo entierran en el Rincón de los Poetas de la abadía de Westminster (fechas seleccionadas para la exposición 'Dickens and London'. En el Museo de Londres hasta el 10 de junio de 2012).
7.02.1812. Nace en Portsmouth Charles John Huffam Dickens, segundo hijo de John y Elizabeth Dickens.
1820. La familia se traslada a Londres.
1824. Comienza a trabajar en la fábrica de betún mientras su padre está encarcelado.
1831. Cronista parlamentario.
1833. Primer relato: 'A dinner at Poplar Walk'.
1836. Primeras series de 'Los papeles del club Pickwick' y boda con Catherine Hogarth.
1837. Inicia 'Oliver Twist' y nace su primer hijo, Charley.
1839. Primeros capítulos de 'Nickolas Nickleby'.
1842. Visita EEUU y publica 'Notas de América'.
1843. 'Cuentos de Navidad'.
1849. Empieza 'David Copperfield'.
1853. Primera lectura pública.
1854. 'Tiempos difíciles'.
1857. Publica 'La pequena Dorrit' y conoce a la joven actriz Elle Ternan.
1858. Se separa de su esposa.
1860. Publica 'Grandes esperanzas'.
1864. Se edita 'Nuestro común amigo'.
1868. Tour de lecturas en EEUU.
1870. Primeras entregas de 'El misterio de Edwin Drood', su novela inacabada. Muere el 9 de junio y lo entierran en el Rincón de los Poetas de la abadía de Westminster (fechas seleccionadas para la exposición 'Dickens and London'. En el Museo de Londres hasta el 10 de junio de 2012).
Lady Áyden Norwich- Admin
- Mensajes : 3633
Fecha de inscripción : 26/02/2010
Localización : Cruzando océanos de tiempo
Re: Charles Dickens (1812- 1870)
¡Interesantísimo, Lady Áyden!
Gracias.
Gracias.
Luis Carlos- Mensajes : 54
Fecha de inscripción : 17/01/2012
Edad : 60
Localización : San Fernando, Cádiz
Los temas en las novelas de Dickens
Muchísimas gracias querido amigo, aunque aún faltan los artículos más interesantes, como sus temas más recurrentes o un paso por sus personajes más emblemáticos.
La realidad más dura, ayer y hoy, por MARÍA JESÚS HERNÁNDEZ
Algunos los sufrió. Otros los vivió. Todos los denunció. Dickens plasmó la realidad más dura de la naturaleza humana dejando paso a sus tormentos. Males que azotaban la sociedad del XIX y que hoy la siguen zarandeando.
Explotación infantil
Humillación, abandono, soledad, todo ello aderezado con la losa del trabajo. Sí, un niño es el protagonista de esta secuencia. «Yo no recibía ningún consejo, ningún apoyo, ningún estimulante, ningún consuelo, ninguna asistencia de ningún tipo, de nadie que me pudiera recordar. ¡Cuánto deseaba ir al cielo», reza David Copperfield. El hijo predilecto del autor vio la luz en 1849; más de un siglo y medio después, desde la Organización Internacional del Trabajo (OIT) alertan de que más de un 40,2% de menores están trabajando.
(Escenas de 'David Copperfield' (1935), de George Cukor, y 'Oliver Twist' (2005), de Roman Polanski)
Delincuencia
Dickens disecciona y saca a la luz lo peor del ser humano; también lo mejor. En 'Oliver Twist' —anterior a 'David Copperfield'—, el escritor fue un paso más allá. A la soledad del huérfano y al trabajo infantil, añadió la delincuencia. No hay necesidad de mirar hacia la Inglaterra victoriana para enfrentarnos con esta realidad, basta con echar un vistazo a la prensa. Al igual que 'Oliver Twist', demasiados menores siguen buscando hoy su lugar en la sociedad.
Prostitución
La muerte de Nancy en 'Oliver Twist' no dejó mucha huella en los lectores. Fue años después cuando Dickens decidió elevar el asesinato (real) de esta prostituta a categoría de novela ('Murder of Nancy'). Dickens humaniza a estas mujeres y las muestra como víctimas del sistema de la época. Pero de nuevo, no hablamos de épocas. La vulnerabilidad de este colectivo sigue latente, a merced de proxenetas, mafias o de la necesidad económica.
Desigualdad, ambición, dinero...
Podría ser el argumento de cualquier novela ambientada en el siglo XXI. Pero no, son los ingredientes de 'Grandes Esperanzas', considerada por muchos expertos la obra más perfecta del británico. Cuestión de valores, de esencia. En ella, Dickens desgrana el precio que hay que pagar para ascender en la escala social. Dos siglos después, los estratos sociales no están tan marcados por la sangre, o el abolengo, pero sí por el dinero. Elemento que tampoco se le escapó a Dickens y que mueve su obra 'Nuestro común amigo'.
La avaricia y sus consecuencias
Enriquecerse a costa de lo que sea o de quien sea es la meta de Ebenezer Scrooge, el protagonista de 'Canción de Navidad'. De nuevo la denigrante situación de la clase proletaria y el maltrato a los niños y jóvenes trabajadores, bajo su pluma. La avaricia sin límites y la insolidaridad enmarcan este relato, donde su protagonista se diferencia poco o nada de algunos empresarios actuales. Trabajadores sin papeles, sin contratos, en condiciones deplorables...
(Jim Carrey fue Scrooge en 2009)
Desgobierno y corrupción
Un gobierno incompetente, una sociedad hipócrita y un sistema caduco. La ineficiencia y la corrupción no entienden de siglos. Ya los denunciaba Dickens en 'La pequeña Dorrit', la sátira que también le dedica su espacio a la banca. Dickens centra la acción de esta obra en la cárcel de deudores y evidencia el absurdo de encerrarlos, sin posibilidad de trabajar, hasta que no pagaran sus deudas. Pone en la picota la «innecesaria» burocracia de la Hacienda británica creando un 'Departamento del Circunloquio' para 'no hacer nada' y describe cómo uno de los protagonistas pierde su fortuna tras invertir en el banco Merdle, supuestos visionarios de las finanzas, que resultaron no serlo tanto. ¿Suena familiar?
La (in)justicia
Dickens arremete contra el sistema judicial y sus fallos en 'La casa desolada'. Leyes obsoletas, procesos lentos y eternos... La frustración social con este poder era tal, que el autor no dudó en emplear mano dura —algo en lo que también influyó su experiencia como empleado de justicia—. Años después, en 1870, llegó una reforma. La decepción con el sistema judicial sigue de actualidad: el 64,5% de los españoles no confía en la Justicia, según una encuesta realizada por Sigma Dos.
Conflictos y revueltas
En 'Historia de dos ciudades', Dickens olvida a los niños para sumergirse en la Revolución Francesa. Detalla el terror, las ejecuciones, la violencia y las víctimas del conflicto. Confronta las realidades de Inglaterra y la Francia revolucionaria en la historia del doctor Manette (entre otros), un noble inocente, que tras pasar años encarcelado, logra salir y viaja a Londres. Salvando las distancias de la época y del origen de las revueltas, el horror de la guerra y la venganza sobre los vencidos sigue ahí.
La realidad más dura, ayer y hoy, por MARÍA JESÚS HERNÁNDEZ
Algunos los sufrió. Otros los vivió. Todos los denunció. Dickens plasmó la realidad más dura de la naturaleza humana dejando paso a sus tormentos. Males que azotaban la sociedad del XIX y que hoy la siguen zarandeando.
Explotación infantil
Humillación, abandono, soledad, todo ello aderezado con la losa del trabajo. Sí, un niño es el protagonista de esta secuencia. «Yo no recibía ningún consejo, ningún apoyo, ningún estimulante, ningún consuelo, ninguna asistencia de ningún tipo, de nadie que me pudiera recordar. ¡Cuánto deseaba ir al cielo», reza David Copperfield. El hijo predilecto del autor vio la luz en 1849; más de un siglo y medio después, desde la Organización Internacional del Trabajo (OIT) alertan de que más de un 40,2% de menores están trabajando.
(Escenas de 'David Copperfield' (1935), de George Cukor, y 'Oliver Twist' (2005), de Roman Polanski)
Delincuencia
Dickens disecciona y saca a la luz lo peor del ser humano; también lo mejor. En 'Oliver Twist' —anterior a 'David Copperfield'—, el escritor fue un paso más allá. A la soledad del huérfano y al trabajo infantil, añadió la delincuencia. No hay necesidad de mirar hacia la Inglaterra victoriana para enfrentarnos con esta realidad, basta con echar un vistazo a la prensa. Al igual que 'Oliver Twist', demasiados menores siguen buscando hoy su lugar en la sociedad.
Prostitución
La muerte de Nancy en 'Oliver Twist' no dejó mucha huella en los lectores. Fue años después cuando Dickens decidió elevar el asesinato (real) de esta prostituta a categoría de novela ('Murder of Nancy'). Dickens humaniza a estas mujeres y las muestra como víctimas del sistema de la época. Pero de nuevo, no hablamos de épocas. La vulnerabilidad de este colectivo sigue latente, a merced de proxenetas, mafias o de la necesidad económica.
Desigualdad, ambición, dinero...
Podría ser el argumento de cualquier novela ambientada en el siglo XXI. Pero no, son los ingredientes de 'Grandes Esperanzas', considerada por muchos expertos la obra más perfecta del británico. Cuestión de valores, de esencia. En ella, Dickens desgrana el precio que hay que pagar para ascender en la escala social. Dos siglos después, los estratos sociales no están tan marcados por la sangre, o el abolengo, pero sí por el dinero. Elemento que tampoco se le escapó a Dickens y que mueve su obra 'Nuestro común amigo'.
La avaricia y sus consecuencias
Enriquecerse a costa de lo que sea o de quien sea es la meta de Ebenezer Scrooge, el protagonista de 'Canción de Navidad'. De nuevo la denigrante situación de la clase proletaria y el maltrato a los niños y jóvenes trabajadores, bajo su pluma. La avaricia sin límites y la insolidaridad enmarcan este relato, donde su protagonista se diferencia poco o nada de algunos empresarios actuales. Trabajadores sin papeles, sin contratos, en condiciones deplorables...
(Jim Carrey fue Scrooge en 2009)
Desgobierno y corrupción
Un gobierno incompetente, una sociedad hipócrita y un sistema caduco. La ineficiencia y la corrupción no entienden de siglos. Ya los denunciaba Dickens en 'La pequeña Dorrit', la sátira que también le dedica su espacio a la banca. Dickens centra la acción de esta obra en la cárcel de deudores y evidencia el absurdo de encerrarlos, sin posibilidad de trabajar, hasta que no pagaran sus deudas. Pone en la picota la «innecesaria» burocracia de la Hacienda británica creando un 'Departamento del Circunloquio' para 'no hacer nada' y describe cómo uno de los protagonistas pierde su fortuna tras invertir en el banco Merdle, supuestos visionarios de las finanzas, que resultaron no serlo tanto. ¿Suena familiar?
La (in)justicia
Dickens arremete contra el sistema judicial y sus fallos en 'La casa desolada'. Leyes obsoletas, procesos lentos y eternos... La frustración social con este poder era tal, que el autor no dudó en emplear mano dura —algo en lo que también influyó su experiencia como empleado de justicia—. Años después, en 1870, llegó una reforma. La decepción con el sistema judicial sigue de actualidad: el 64,5% de los españoles no confía en la Justicia, según una encuesta realizada por Sigma Dos.
Conflictos y revueltas
En 'Historia de dos ciudades', Dickens olvida a los niños para sumergirse en la Revolución Francesa. Detalla el terror, las ejecuciones, la violencia y las víctimas del conflicto. Confronta las realidades de Inglaterra y la Francia revolucionaria en la historia del doctor Manette (entre otros), un noble inocente, que tras pasar años encarcelado, logra salir y viaja a Londres. Salvando las distancias de la época y del origen de las revueltas, el horror de la guerra y la venganza sobre los vencidos sigue ahí.
Lady Áyden Norwich- Admin
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Los personajes más emblemáticos en las novelas de Dickens
Arquetipos que saltaron del papel. Alrededor de 1.000 creaciones salieron de la pluma de Dickens —el Diccionario de Personajes Británicos recoge 989—. Ésta es una selección de las que más lejos llegaron. Por RAQUEL QUÍLEZ
David Copperfield
Se ha ganado el título de alter ego de Dickens. David Copperfield relata su vida en primera persona y muchas de sus desgracias de juventud remiten a las de su inventor: las largas jornadas en una fábrica, el trabajo en un bufete de abogados, los sueños con escribir... La figura de Copperfield sirve para entender la personalidad de su autor, y su ejemplo, el de ambos, cautivó a muchos: cuentan que fue la novela favorita de Freud, a Dostoievski le acompañó en prisión y hasta Kafka la imitó en 'Amerika'... El propio Dickens quedó enamorado de su creación, que reconoció como su «debilidad», su «hijo predilecto».
Junto a él, en las mismas páginas, 'vivieron' otros personajes que también hicieron historia: el corrupto Uriah Heep, la enamoradiza Agnes Wickfield o el señor Micawber—cuya habilidad para acumular deudas y ser encarcelado por ellas copió Dickens de su propio padre— son sólo algunas muestras. La obra fue su gran 'best seller' —vendió más de 100.000 ejemplares en apenas unos meses de 1850—, y en 1911 ya se versionó en el cine. Después vendrían más.
Oliver Twist y el judío Fagin
Es la víctima del sistema por excelencia. Un joven huérfano que crece en el campo y huye de una vida que le aterra para topar con otra peor. Oliver Twist, segunda novela de Dickens, es considerada la primera en inglés con un niño protagonista; un personaje de buen corazón que acaba convertido en ratero. Ahí entra en juego otro arquetipo crucial, el del 'judío' Fagin, líder del grupo de ladrones que castiga a los niños y provocó más de una crítica por antisemita a su autor.
Las reacciones llegaron hasta más de 150 años después, cuando el escritor de cómics Will Eisner publicó 'Fagin el judío' (2003) para rehabilitar su figura, presentándole como una persona maltratada por la vida. Versionado hasta la saciedad, incluso Roman Polanski se atrevió con él en 2005. Eso sí, obviando referencias raciales. Y el propio Dickens trató de resarcir su imagen en 'Nuestro amigo mutuo', donde incluyó a otro personaje judío, Riaj, pero en versión positiva.
Una curiosidad: un equipo médico de Northampton (UK) ha analizado la dieta del Oliver Twist —«tres pequeñas raciones de gachas diarias, una cebolla dos veces por semana y medio panecillo los domingos»— para concluir que a un niño de nueve años le provocaría anemia, escorbuto y otras patologías. Ahí tiene más elementos para imaginarse la vida del huérfano que Disney convirtió en gato en 'Oliver y su pandilla'.
Ebenezer Scrooge
¿Quién representa mejor el espíritu de la Navidad, o la falta de él, que Ebenezer Scrooge, el viejo tacaño que inventó Dickens en 1843? El personaje y su leyenda traspasaron con creces su historia. Nariz afilada, labios delgados, cara angulosa... Su apellido se convirtió en sinónimo de avaro y hoy todos conocen a esta figura, 'resucitada' en diversos formatos: desde el pato animado de Disney —el Tío Gilito— al Sr. Burns de The Simpsons. Eso sí, no es tan probable que sepan su origen.
Con este relato de un hombre al que sólo le importa el dinero, Dickens quería lanzar una crítica sobre las condiciones de vida de la clase obrera, pero la visita de los tres fantasmas traspasó su lectura. Dickens encontró la inspiración en 1814 en la lápida de un cementerio de Edimburgo. Pertenecía a un tal Ebenezer Lennox Scroggie, al que se definía como 'meal man', 'hombre de la comida', en referencia a su oficio, comerciante de maíz, pero el escritor leyó 'mean man', 'hombre egoísta'. Ya tenía la idea.
También sus pensamientos tenían base real. Dicen los estudiosos que caricaturizaba las teorías del demógrafo Thomas Malthus, llevando al extremo la idea de economía 'inhumana'. Y es que el Scrooge de Dickens era un 'malthusiano' estricto que pensaba que la pobreza y el hambre servirían para «reducir el exceso de población» humana.
Mrs. Gamp y Martin Chuzzlewit
Cierras los ojos y ves a una mujer entrada en años, y en kilos, con la voz áspera, apenas sin cuello y un paraguas negro como complemento eterno. La señora Gamp es uno de esos personajes de Dickens que se escaparon de las páginas —de 'La vida y aventuras de Martin Chuzzlewit'— e incluso ocuparon su espacio en la lengua: en la Inglaterra victoriana se llamó a las comadronas 'Gamp' en honor a su oficio y el término se acabó instaurando como acepción de sombrilla.
Gamp fue uno de los personajes de Martin Chuzzlewit, novela que, como casi todo Dickens, se lanzó en entregas mensuales. El resultado inicial no fue bueno, así que el escritor envió al protagonista a América en busca de tramas —inspirado en su propio viaje a EEUU—. Y regresó con una crítica social al continente, que no queda bien parado en sus consideraciones.
Aunque ésta fue una de sus novelas menos populares, dejó personajes inolvidables como los miembros de la familia Chuzzlewit y dos de los grandes villanos de Dickens: Seth Pecksniff y Jonas Chuzzlewit. Incluso la amiga imaginaria de Mrs. Gamp, la señora Harris, pensada para respaldar sus opiniones, supo ganarse un sitio entre los lectores.
Pip y Miss Havisham
Philip Pirrip, el huérfano Pip de 'Grandes Esperanzas', tiene también mucho de Dickens. Vivió una infancia humilde y se preparaba para ser herrero cuando el respaldo de un benefactor anónimo le abre las puertas de una madurez de 'snob', como la que vivió el escritor. La novela tiene lectura moral, ya que a medida que el protagonista se aleja de la pobreza, olvida también la alegría. Y al final, moraleja.
Pip cohabita en la novela con personajes inolvidables como Miss Havisham, estereotipo de la novia despechada tras ser plantada la mañana de su boda —por lo que odia a los hombres y desea vengarse—. Esta creación mítica decide parar el tiempo el día de su frustrado enlace: detiene los relojes, mantiene la mesa puesta, el pastel servido e incluso viste para siempre las galas que llevaba el día que supo que su marido nunca llegaría. Estudiosos de Dickens cuentan que Havisham tuvo inspiración real: una mujer de Nueva Gales del Sur, Australia, que en 1841 sufrió una experiencia parecida con similar reacción.
La obra ha sido adaptada al cine y al teatro más de 200 veces. Y el personaje de Pip ha sufrido una de las transformaciones más bizarras de los 'personajes Dickens': un muñeco de South Park nació inspirado en él.
Sam Weller y Samuel Pickwick
Es un caballero anciano, elegante, de rostro redondo y afeitado impecable... Mr. Samuel Pickwick, el fundador y presidente del Club Pickwick, dio vida a una novela que se centraba en sus viajes junto a personajes como Mr. Nathaniel Winkle, Mr. Augustus Snodgrass o Mr. Tracy Tupman. Pero, como ocurría a menudo con Dickens, el verdadero protagonismo se lo llevó un secundario: Sam Weller, su caricaturesco criado.
A medida que avanza el texto, Pickwick evoluciona de bufón a comerciante serio. Y gran parte de culpa en la catarsis la tiene su criado. En él se refleja el pueblo inglés; es él quien sabe cómo es de verdad la vida, mientras que su amo, el alma del Club, vive en la inocencia y la ignorancia. Son una especie de Don Quijote y Sancho.
La trascendencia de ese joven glotón, obeso y constantemente adormilado debido a sus problemas de sueño, llegó incluso a la medicina: doctores británicos bautizaron como 'síndrome Pickwickian' a ese perfil de enfermo con sobrepeso e insuficiencia respiratoria que sufre transtornos del sueño, algo parecido a apneas. La novela fue filmada en cine mudo, se llevó a la ópera, y la BBC, muy dada a adaptar a Dickens, la transformó en productos radiofónicos y televisivos.
Thomas Gradgrind
Encarna el espíritu del utilitarismo. Este personaje de 'Tiempos difíciles' representa a un hombre de negocios que sólo entiende el mundo a base de realidades. Dickens le presentó como «un hombre de hechos y de números. Un hombre que arranca del principio de dos más dos son cuatro y no puede entender que a veces no sea así». Para él, lo único que existen son las cosas tangibles y mesurables. Y no se conforma con asumirlo así, sino que se propone convencer a todos los que le rodean de que no busquen más allá, instaurando rígidas normas de comportamiento a su paso. La premisa es clara: hay que educar a la razón y dejar de lado la imaginación.
De nuevo en Dickens, el arquetipo traspasó las páginas y su nombre sirvió en Reino Unido para definir a este tipo de personas. El propio novelista jugó con la sátira describiendo a su rígido y pragmático personaje como «un púgil bien entrenado, siempre con una doctrina a mano para hacérsela tragar a la gente, acorralando a su contrincante contra las cuerdas». Este caballero que sólo concibe su fábrica y su escuela como un espacio limitado y vigilado ha dado paso a muchas escuelas de pensamiento. «Lo real, lo real, lo real...» era su frase predilecta.
La pequeña Nell y Quilp
Las desdichas de Little Nell vinieron inspiradas por la muerte de la cuñada de Dickens, Mary Hogarth, de 17 años, a quien el escritor adoraba. Dickens escribió 'La tienda de antigüedades' en forma de tragedia. El desenlace estaba anunciado. Los lectores, que se lo temían, pidieron al novelista que rectificara el ritmo en cada nueva entrega, pero no pudo ser: él admitió que no quería matarla, pero debía completar la estructura. E Inglaterra rompió en lágrimas. Qué mayor prueba de la fuerza de sus personajes. Nell vivía junto a su abuelo y ambos huían del enano Quilp, un personaje repulsivo, más detestable que otros 'malos' de Dickens, como Fagin o Scrooge. Pero lo cierto es que es él quien anima la historia con sus salidas de tono, su humor salvaje y su trato cruel.
Nell no fue la única 'little' de Dickens: en 'La pequeña Dorrit' nos cuenta la historia de William Dorrit, un antiguo caballero que lleva tanto tiempo en la cárcel para deudores de Marshalsea que sus hijos —Fanny, el vago Edward y la sacrificada Dorrit— han crecido en ella. En esta novela, Dickens hace una descripción detallada de la vida en prisión, fruto de su propia experiencia cuando su padre fue encarcelado por impago y la familia tuvo que vivir allí.
Nickleby y Wackford Squeers
Nicholas Nickleby es el héroe de la novela, un joven que disfruta de una vida acomodada hasta que su padre fallece y se ve obligado a cuidar de su madre y su hermana. El propio Dickens lo describe como «un joven de genio impetuoso y poca experiencia». «Y no veo ninguna razón por la que un héroe no pueda ser así», añadió en sus notas. Tras la muerte del progenitor, la familia viaja a Londres para pedir ayuda a su tío Ralph Nickleby, que juega el papel de antagonista. De nuevo un 'malo' estereotipado que pone el contrapunto: a Ralph sólo le preocupa el dinero, piensa que el idealista Nicholas nunca llegará a nada y lo único que quiere es aprovecharse de su situación.
Lo primero que hace es enviar a Nicholas a trabajar a Dotheboys Hall, una escuela para niños problemáticos dirigida por el cruel Wackford Squeers, un personaje muy típico de Dickens. El tuerto Squeers golpea y maltrata a los niños, pero Nicholas logra escapar. La novela se ha adaptado en varias ocasiones para teatro, cine y televisión. Quizás la versión más extraordinaria fue la de 1980, cuando la Royal Shakespeare Company impulsó una producción a gran escala de más de 10 horas en el West End de Londres. Luego se trasladó a Broadway.
David Copperfield
Se ha ganado el título de alter ego de Dickens. David Copperfield relata su vida en primera persona y muchas de sus desgracias de juventud remiten a las de su inventor: las largas jornadas en una fábrica, el trabajo en un bufete de abogados, los sueños con escribir... La figura de Copperfield sirve para entender la personalidad de su autor, y su ejemplo, el de ambos, cautivó a muchos: cuentan que fue la novela favorita de Freud, a Dostoievski le acompañó en prisión y hasta Kafka la imitó en 'Amerika'... El propio Dickens quedó enamorado de su creación, que reconoció como su «debilidad», su «hijo predilecto».
Junto a él, en las mismas páginas, 'vivieron' otros personajes que también hicieron historia: el corrupto Uriah Heep, la enamoradiza Agnes Wickfield o el señor Micawber—cuya habilidad para acumular deudas y ser encarcelado por ellas copió Dickens de su propio padre— son sólo algunas muestras. La obra fue su gran 'best seller' —vendió más de 100.000 ejemplares en apenas unos meses de 1850—, y en 1911 ya se versionó en el cine. Después vendrían más.
Oliver Twist y el judío Fagin
Es la víctima del sistema por excelencia. Un joven huérfano que crece en el campo y huye de una vida que le aterra para topar con otra peor. Oliver Twist, segunda novela de Dickens, es considerada la primera en inglés con un niño protagonista; un personaje de buen corazón que acaba convertido en ratero. Ahí entra en juego otro arquetipo crucial, el del 'judío' Fagin, líder del grupo de ladrones que castiga a los niños y provocó más de una crítica por antisemita a su autor.
Las reacciones llegaron hasta más de 150 años después, cuando el escritor de cómics Will Eisner publicó 'Fagin el judío' (2003) para rehabilitar su figura, presentándole como una persona maltratada por la vida. Versionado hasta la saciedad, incluso Roman Polanski se atrevió con él en 2005. Eso sí, obviando referencias raciales. Y el propio Dickens trató de resarcir su imagen en 'Nuestro amigo mutuo', donde incluyó a otro personaje judío, Riaj, pero en versión positiva.
Una curiosidad: un equipo médico de Northampton (UK) ha analizado la dieta del Oliver Twist —«tres pequeñas raciones de gachas diarias, una cebolla dos veces por semana y medio panecillo los domingos»— para concluir que a un niño de nueve años le provocaría anemia, escorbuto y otras patologías. Ahí tiene más elementos para imaginarse la vida del huérfano que Disney convirtió en gato en 'Oliver y su pandilla'.
Ebenezer Scrooge
¿Quién representa mejor el espíritu de la Navidad, o la falta de él, que Ebenezer Scrooge, el viejo tacaño que inventó Dickens en 1843? El personaje y su leyenda traspasaron con creces su historia. Nariz afilada, labios delgados, cara angulosa... Su apellido se convirtió en sinónimo de avaro y hoy todos conocen a esta figura, 'resucitada' en diversos formatos: desde el pato animado de Disney —el Tío Gilito— al Sr. Burns de The Simpsons. Eso sí, no es tan probable que sepan su origen.
Con este relato de un hombre al que sólo le importa el dinero, Dickens quería lanzar una crítica sobre las condiciones de vida de la clase obrera, pero la visita de los tres fantasmas traspasó su lectura. Dickens encontró la inspiración en 1814 en la lápida de un cementerio de Edimburgo. Pertenecía a un tal Ebenezer Lennox Scroggie, al que se definía como 'meal man', 'hombre de la comida', en referencia a su oficio, comerciante de maíz, pero el escritor leyó 'mean man', 'hombre egoísta'. Ya tenía la idea.
También sus pensamientos tenían base real. Dicen los estudiosos que caricaturizaba las teorías del demógrafo Thomas Malthus, llevando al extremo la idea de economía 'inhumana'. Y es que el Scrooge de Dickens era un 'malthusiano' estricto que pensaba que la pobreza y el hambre servirían para «reducir el exceso de población» humana.
Mrs. Gamp y Martin Chuzzlewit
Cierras los ojos y ves a una mujer entrada en años, y en kilos, con la voz áspera, apenas sin cuello y un paraguas negro como complemento eterno. La señora Gamp es uno de esos personajes de Dickens que se escaparon de las páginas —de 'La vida y aventuras de Martin Chuzzlewit'— e incluso ocuparon su espacio en la lengua: en la Inglaterra victoriana se llamó a las comadronas 'Gamp' en honor a su oficio y el término se acabó instaurando como acepción de sombrilla.
Gamp fue uno de los personajes de Martin Chuzzlewit, novela que, como casi todo Dickens, se lanzó en entregas mensuales. El resultado inicial no fue bueno, así que el escritor envió al protagonista a América en busca de tramas —inspirado en su propio viaje a EEUU—. Y regresó con una crítica social al continente, que no queda bien parado en sus consideraciones.
Aunque ésta fue una de sus novelas menos populares, dejó personajes inolvidables como los miembros de la familia Chuzzlewit y dos de los grandes villanos de Dickens: Seth Pecksniff y Jonas Chuzzlewit. Incluso la amiga imaginaria de Mrs. Gamp, la señora Harris, pensada para respaldar sus opiniones, supo ganarse un sitio entre los lectores.
Pip y Miss Havisham
Philip Pirrip, el huérfano Pip de 'Grandes Esperanzas', tiene también mucho de Dickens. Vivió una infancia humilde y se preparaba para ser herrero cuando el respaldo de un benefactor anónimo le abre las puertas de una madurez de 'snob', como la que vivió el escritor. La novela tiene lectura moral, ya que a medida que el protagonista se aleja de la pobreza, olvida también la alegría. Y al final, moraleja.
Pip cohabita en la novela con personajes inolvidables como Miss Havisham, estereotipo de la novia despechada tras ser plantada la mañana de su boda —por lo que odia a los hombres y desea vengarse—. Esta creación mítica decide parar el tiempo el día de su frustrado enlace: detiene los relojes, mantiene la mesa puesta, el pastel servido e incluso viste para siempre las galas que llevaba el día que supo que su marido nunca llegaría. Estudiosos de Dickens cuentan que Havisham tuvo inspiración real: una mujer de Nueva Gales del Sur, Australia, que en 1841 sufrió una experiencia parecida con similar reacción.
La obra ha sido adaptada al cine y al teatro más de 200 veces. Y el personaje de Pip ha sufrido una de las transformaciones más bizarras de los 'personajes Dickens': un muñeco de South Park nació inspirado en él.
Sam Weller y Samuel Pickwick
Es un caballero anciano, elegante, de rostro redondo y afeitado impecable... Mr. Samuel Pickwick, el fundador y presidente del Club Pickwick, dio vida a una novela que se centraba en sus viajes junto a personajes como Mr. Nathaniel Winkle, Mr. Augustus Snodgrass o Mr. Tracy Tupman. Pero, como ocurría a menudo con Dickens, el verdadero protagonismo se lo llevó un secundario: Sam Weller, su caricaturesco criado.
A medida que avanza el texto, Pickwick evoluciona de bufón a comerciante serio. Y gran parte de culpa en la catarsis la tiene su criado. En él se refleja el pueblo inglés; es él quien sabe cómo es de verdad la vida, mientras que su amo, el alma del Club, vive en la inocencia y la ignorancia. Son una especie de Don Quijote y Sancho.
La trascendencia de ese joven glotón, obeso y constantemente adormilado debido a sus problemas de sueño, llegó incluso a la medicina: doctores británicos bautizaron como 'síndrome Pickwickian' a ese perfil de enfermo con sobrepeso e insuficiencia respiratoria que sufre transtornos del sueño, algo parecido a apneas. La novela fue filmada en cine mudo, se llevó a la ópera, y la BBC, muy dada a adaptar a Dickens, la transformó en productos radiofónicos y televisivos.
Thomas Gradgrind
Encarna el espíritu del utilitarismo. Este personaje de 'Tiempos difíciles' representa a un hombre de negocios que sólo entiende el mundo a base de realidades. Dickens le presentó como «un hombre de hechos y de números. Un hombre que arranca del principio de dos más dos son cuatro y no puede entender que a veces no sea así». Para él, lo único que existen son las cosas tangibles y mesurables. Y no se conforma con asumirlo así, sino que se propone convencer a todos los que le rodean de que no busquen más allá, instaurando rígidas normas de comportamiento a su paso. La premisa es clara: hay que educar a la razón y dejar de lado la imaginación.
De nuevo en Dickens, el arquetipo traspasó las páginas y su nombre sirvió en Reino Unido para definir a este tipo de personas. El propio novelista jugó con la sátira describiendo a su rígido y pragmático personaje como «un púgil bien entrenado, siempre con una doctrina a mano para hacérsela tragar a la gente, acorralando a su contrincante contra las cuerdas». Este caballero que sólo concibe su fábrica y su escuela como un espacio limitado y vigilado ha dado paso a muchas escuelas de pensamiento. «Lo real, lo real, lo real...» era su frase predilecta.
La pequeña Nell y Quilp
Las desdichas de Little Nell vinieron inspiradas por la muerte de la cuñada de Dickens, Mary Hogarth, de 17 años, a quien el escritor adoraba. Dickens escribió 'La tienda de antigüedades' en forma de tragedia. El desenlace estaba anunciado. Los lectores, que se lo temían, pidieron al novelista que rectificara el ritmo en cada nueva entrega, pero no pudo ser: él admitió que no quería matarla, pero debía completar la estructura. E Inglaterra rompió en lágrimas. Qué mayor prueba de la fuerza de sus personajes. Nell vivía junto a su abuelo y ambos huían del enano Quilp, un personaje repulsivo, más detestable que otros 'malos' de Dickens, como Fagin o Scrooge. Pero lo cierto es que es él quien anima la historia con sus salidas de tono, su humor salvaje y su trato cruel.
Nell no fue la única 'little' de Dickens: en 'La pequeña Dorrit' nos cuenta la historia de William Dorrit, un antiguo caballero que lleva tanto tiempo en la cárcel para deudores de Marshalsea que sus hijos —Fanny, el vago Edward y la sacrificada Dorrit— han crecido en ella. En esta novela, Dickens hace una descripción detallada de la vida en prisión, fruto de su propia experiencia cuando su padre fue encarcelado por impago y la familia tuvo que vivir allí.
Nickleby y Wackford Squeers
Nicholas Nickleby es el héroe de la novela, un joven que disfruta de una vida acomodada hasta que su padre fallece y se ve obligado a cuidar de su madre y su hermana. El propio Dickens lo describe como «un joven de genio impetuoso y poca experiencia». «Y no veo ninguna razón por la que un héroe no pueda ser así», añadió en sus notas. Tras la muerte del progenitor, la familia viaja a Londres para pedir ayuda a su tío Ralph Nickleby, que juega el papel de antagonista. De nuevo un 'malo' estereotipado que pone el contrapunto: a Ralph sólo le preocupa el dinero, piensa que el idealista Nicholas nunca llegará a nada y lo único que quiere es aprovecharse de su situación.
Lo primero que hace es enviar a Nicholas a trabajar a Dotheboys Hall, una escuela para niños problemáticos dirigida por el cruel Wackford Squeers, un personaje muy típico de Dickens. El tuerto Squeers golpea y maltrata a los niños, pero Nicholas logra escapar. La novela se ha adaptado en varias ocasiones para teatro, cine y televisión. Quizás la versión más extraordinaria fue la de 1980, cuando la Royal Shakespeare Company impulsó una producción a gran escala de más de 10 horas en el West End de Londres. Luego se trasladó a Broadway.
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Canción de Navidad: estudio detallado de la novela
CANCIÓN DE NAVIDAD DE CHARLES DICKENS (1843):
1ª estrofa: El espectro de Marley
2ª estrofa: El primero de los tres espíritus
3ª estrofa: El segundo de los tres espíritus
4º estrofa: El último de los espíritus
Quinta estrofa: El final de la historia
Fuente: Pieza del mes del Museo del Romanticismo. Diciembre 2012. Paloma Dorado Pérez. Texto íntegro aqui: http://museoromanticismo.mcu.es/web/archivos/documentos/piezamesdiciembre_2012.pdf
El relato cuenta la historia de la transformación que sufre un viejo avaro que no celebra la Navidad, gracias a la visita de tres fantasmas que le muestran escenas de su pasado, de su presente y de su futuro para advertirle que, si sigue comportándose tan descabellada y cruelmente con el prójimo, se verá abocado a un desdichado destino.
1ª estrofa: El espectro de Marley
La acción arranca con el recordatorio de la muerte de Jacob Marley un 24 de diciembre, siete años atrás. Marley era socio de Ebenezer Scrooge, protagonista del cuento, que tras la muerte de aquel queda como su heredero universal. Scrooge es retratado como un personaje despiadado, que no tiene amigos, al que nadie saluda en la calle, nadie visita y ni siquiera los mendigos se atreven a pedirle limosna.
El día previo a la Navidad, cuando cierra la oficina, tras haberse despedido de su escribiente Bob Cratchit y haber rechazado la invitación de su sobrino Fred para pasar dicho día en familia, se marcha a su casa. Es en esta parte del relato cuando se empiezan a suceder los hechos fantásticos que caracterizan este popular cuento. En el aldabón de la puerta de entrada le parece vislumbrar la imagen de su antiguo socio. Posteriormente, cuando sube por las oscuras escaleras (“la oscuridad es barata, y eso le agradaba”), ve una comitiva fúnebre. Una vez dentro de su vivienda y tras desvestirse y sentarse cerca del mísero fuego, una campana empieza a sonar y acto seguido se escucha el arrastre de cadenas en el sótano. ¡Paparruchas! se decía el viejo Scrooge pero el espíritu de Jacob Marley, unido a una larga y pesada cadena “formada… por cajas fuertes, llaves, candados, libros de contabilidad, escrituras y pesados talegos de malla metálica”, se hace presente. Es cuando Marley le advierte que si no cambia de vida y se sigue comportando tan miserable y cruelmente con los demás se verá avocado a mantenerse como un espíritu errante por el mundo y llevar una cadena aún más larga y pesada que la suya, ya que dicha cadena es el resultado de sus malas acciones en la vida, además de verse condenado a presenciar aquello que le hubiera hecho alcanzar la felicidad, “sin descanso ni paz. Y con la incesante tortura del remordimiento”. Por último le informa que durante los tres días siguientes será visitado por tres espíritus, su última oportunidad de verse liberado de tan turbio futuro. Dicho esto, desaparece.
El día previo a la Navidad, cuando cierra la oficina, tras haberse despedido de su escribiente Bob Cratchit y haber rechazado la invitación de su sobrino Fred para pasar dicho día en familia, se marcha a su casa. Es en esta parte del relato cuando se empiezan a suceder los hechos fantásticos que caracterizan este popular cuento. En el aldabón de la puerta de entrada le parece vislumbrar la imagen de su antiguo socio. Posteriormente, cuando sube por las oscuras escaleras (“la oscuridad es barata, y eso le agradaba”), ve una comitiva fúnebre. Una vez dentro de su vivienda y tras desvestirse y sentarse cerca del mísero fuego, una campana empieza a sonar y acto seguido se escucha el arrastre de cadenas en el sótano. ¡Paparruchas! se decía el viejo Scrooge pero el espíritu de Jacob Marley, unido a una larga y pesada cadena “formada… por cajas fuertes, llaves, candados, libros de contabilidad, escrituras y pesados talegos de malla metálica”, se hace presente. Es cuando Marley le advierte que si no cambia de vida y se sigue comportando tan miserable y cruelmente con los demás se verá avocado a mantenerse como un espíritu errante por el mundo y llevar una cadena aún más larga y pesada que la suya, ya que dicha cadena es el resultado de sus malas acciones en la vida, además de verse condenado a presenciar aquello que le hubiera hecho alcanzar la felicidad, “sin descanso ni paz. Y con la incesante tortura del remordimiento”. Por último le informa que durante los tres días siguientes será visitado por tres espíritus, su última oportunidad de verse liberado de tan turbio futuro. Dicho esto, desaparece.
2ª estrofa: El primero de los tres espíritus
Scrooge, aún sobrecogido por lo que acababa de experimentar, se va a la cama y se queda dormido. Cuando despierta se le aparece el primero de los fantasmas que le anunciara su antiguo socio. Es el Espíritu de las Navidades Pasadas que le insta a que le siga. El espectro le muestra distintas Navidades en las que el pequeño y adolescente Ebenezer Scrooge es el protagonista. El fantasma además le acerca a la discusión mantenida con su antigua prometida, Bell, que desencadena la ruptura del compromiso. Acto seguido le muestra a la feliz Bell en compañía de su familia que se lamenta del estado de soledad en que se encuentra su antiguo prometido ya que su socio y único amigo, Marley, está al borde de la muerte. Tras esta imagen Ebenezer aparece de nuevo en su cama y cae vencido por un profundo sueño.
3ª estrofa: El segundo de los tres espíritus
Tras haber descansado, Scrooge vuelve a despertarse y descubre una luz rojiza que procede de la habitación contigua. Se dirige a la puerta y una voz le invita a pasar. Es cuando se presenta el gigante espíritu de la Navidad Presente, le invita a tocar su túnica y le trasporta a una bulliciosa ciudad donde sus habitantes se preparan para celebrar el día de Navidad. En concreto, visitan la casa de su escribiente, Bob Cratchit, en los suburbios de la ciudad y en escena aparecen la Señora Cratchit junto con cuatro de sus hijos, Belinda, Peter y los dos pequeños. Están preparando la comida de Navidad y esperando a que regresen los demás miembros de la familia: la hija mayor, Martha, que llega algo tarde de la sombrerería donde trabaja de aprendiza y el propio Bob portando al pequeño Tiny Tim a hombros, pues, el pobre se encuentra impedido de las piernas y necesita una muleta para poder valerse. Ya todos en casa, cada uno coopera para dar cuenta del espectacular ganso que les espera para comer, terminando por degustar el pequeño budín que tan primorosamente había elaborado la señora Cratchit, todo ello aderezado del ponche preparado por el Señor Cratchit y tomado al calor de la chimenea. Esta estampa sobrecoge tanto a Scrooge que le pregunta al espectro si Tiny Tim vivirá y éste le indica que no le ve sentado alrededor del fuego junto a su familia en las próximas Navidades sino que observa un asiento vacío ocupado únicamente por la pequeña muleta. También le muestra la celebración en casa de su sobrino Fred donde sale a relucir por todos los asistentes el ruin tío Scrooge, que además, es motivo de burlas y mofas16. Dan las doce en el reloj y el fantasma desaparece dando lugar a la aparición de otro.
4º estrofa: El último de los espíritus
En esta tercera noche, el fantasma que se manifiesta infunde un gran terror en Scrooge pues viste unos largos y negros ropajes y no muestra su cara, está encapuchado. Le conduce a ver distintas situaciones que se sucederían en el futuro. Empieza en esta ocasión mostrándole la Bolsa de Londres en la que varios empresarios mantienen una conversación sobre un pobre diablo que ha fallecido. Luego le acerca a una tienducha de compraventa de artículos robados en uno de los barrios más pobres y de peor reputación de la ciudad. La regenta Joe, un no menos indeseable personaje que recibe a tres personas: una asistenta, una lavandera y un empleado de una funeraria. Cada uno de ellos lleva su botín, robado a un difunto, que pretenden canjear por unas cuantas monedas.
Tras esto se sumergen en la casa de Bob Cratchit donde no queda ninguna duda que el pequeño Tiny Tim ya no está con ellos. El fantasma no ha terminado su andadura, le conduce ahora a un lugar muy familiar para Scrooge que no queda lejos de su oficina, se asoma éste un momento y descubre que no está allí sino que hay otro señor que atiende el negocio. Acto seguido se encuentra en las puertas del cementerio donde el espectro le conduce a través de las tumbas hasta llegar a la de EBENEZER SCROOGE.
En este momento descubre que es él el protagonista difunto de todas estas escenas si no hace nada por remediarlo. El fantasma desaparece y de nuevo se encuentra de rodillas en su propia cama.
En este momento descubre que es él el protagonista difunto de todas estas escenas si no hace nada por remediarlo. El fantasma desaparece y de nuevo se encuentra de rodillas en su propia cama.
Quinta estrofa: El final de la historia
Esta última parte del relato es la más alegre y reconfortante de toda la obra pues se observa un cambio en la actitud de Ebenezer Scrooge. Tras la visita de los tres fantasmas y ver su pasado, presente y futuro decide vivir intensamente la Navidad. Empieza por encargar un gran pavo y hacerlo llegar a su empleado Bob Cratchit de manera anónima para que tal día cuenten con un gran festín. Posteriormente sale a pasear y observa la alegría de la gente en un día tan señalado hasta que llega a su destino: la residencia de su sobrino Fred. Éste le recibe con gran entusiasmo y le invita a pasar el día de Navidad en familia.
Al día siguiente decide ir pronto al trabajo para llegar antes que su escribiente Bob Cratchit. Éste se retrasa y le pide perdón a lo que Ebenezer Scrooge le responde con un merecido aumento de salario y le concede el día libre. Como epílogo a este maravilloso y entrañable
cuento el narrador nos informa que Ebenezer Scrooge se convirtió en una gran persona y que celebró la Navidad como jamás nadie la había ensalzado además de convertirse en un segundo padre para Tiny Tim por lo que despide el relato como sólo el muchacho podría hacerlo:
“¡Qué Dios nos bendiga a todos!”
cuento el narrador nos informa que Ebenezer Scrooge se convirtió en una gran persona y que celebró la Navidad como jamás nadie la había ensalzado además de convertirse en un segundo padre para Tiny Tim por lo que despide el relato como sólo el muchacho podría hacerlo:
“¡Qué Dios nos bendiga a todos!”
Fuente: Pieza del mes del Museo del Romanticismo. Diciembre 2012. Paloma Dorado Pérez. Texto íntegro aqui: http://museoromanticismo.mcu.es/web/archivos/documentos/piezamesdiciembre_2012.pdf
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¿Es "Canción de Navidad" una autobiografía de la vida de Dickens?
"Canción de Navidad" evidencia hasta qué punto los grandes hechos de la vida de Charles Dickens tienen su correspondencia con personajes, situaciones y ambientes en sus relatos.
Si atendemos a los personajes:
- Fanny (su hermana): Es la pequeña Fan en este relato navideño. En el cuento va en busca de su hermano (Ebenezer Scrooge) para trasladarlo a casa y pasar las Navidades en familia. Charles Dickens ocupaba un cuarto en Little Collage Street mientras su padre y su familia habitaban en la cárcel. Este hecho no deja de recordar su cambio de residencia a Lant Street, más cercano a Marshalsea, lo cual le permitía desayunar y cenar con su familia y no verse en el más absoluto abandono.
- Fred (su hermano): Era el hermano favorito de Dickens y en Canción de Navidad el sobrino de Scrooge toma su nombre.
- Bob Fagin (su amigo y compañero en la fábrica de betunes): En el relato es Dick Williams, amigo de Srooge cuando éste era aprendiz en el comercio de Mr. Fezziwig. Dick es también el nombre familiar por el que se dirigían a Dickens las personas de su entorno más íntimo.
- Charles Dickens: Se ve retratado en Ebenezer Scrooge cuando éste era un adolescente y le apasionaban las lecturas de Robison Crusoe, Alí Baba o los relatos de Las mil y una noches.
Con respecto a los ambientes o situaciones:
- Camdem Town (casa de Bayham Street, residencia de los Dickens cuando llegan a Londres): Vivienda donde habita la familia Cratchit en Canción de Navidad.
- Fábrica Warren’s Boot Blacking Factory: Es la escuela en la que se encuentra internado el pequeño Ebenezer Scrooge cuando su hermana Fan va a buscarle para pasar las Navidades en familia. La descripción que hace del edificio, de ladrillo rojo y con una veleta en el tejado, coincide con el aspecto físico que por aquella época tenía la fábrica.
- Salario de Dickens en Warren’s Boot Blacking Factory : era de unos seis chelines semanales y en el relato de Canción de Navidad, Peter, hijo de Bob Cratchit, si consigue una colocación su sueldo será de 5 chelines y seis peniques a incluir en la economía familiar.
Fuente: Pieza del mes del Museo del Romanticismo. Diciembre 2012. Paloma Dorado Pérez. Texto íntegro aqui: http://museoromanticismo.mcu.es/web/archivos/documentos/piezamesdiciembre_2012.pdf
Si atendemos a los personajes:
- Fanny (su hermana): Es la pequeña Fan en este relato navideño. En el cuento va en busca de su hermano (Ebenezer Scrooge) para trasladarlo a casa y pasar las Navidades en familia. Charles Dickens ocupaba un cuarto en Little Collage Street mientras su padre y su familia habitaban en la cárcel. Este hecho no deja de recordar su cambio de residencia a Lant Street, más cercano a Marshalsea, lo cual le permitía desayunar y cenar con su familia y no verse en el más absoluto abandono.
- Fred (su hermano): Era el hermano favorito de Dickens y en Canción de Navidad el sobrino de Scrooge toma su nombre.
- Bob Fagin (su amigo y compañero en la fábrica de betunes): En el relato es Dick Williams, amigo de Srooge cuando éste era aprendiz en el comercio de Mr. Fezziwig. Dick es también el nombre familiar por el que se dirigían a Dickens las personas de su entorno más íntimo.
- Charles Dickens: Se ve retratado en Ebenezer Scrooge cuando éste era un adolescente y le apasionaban las lecturas de Robison Crusoe, Alí Baba o los relatos de Las mil y una noches.
Con respecto a los ambientes o situaciones:
- Camdem Town (casa de Bayham Street, residencia de los Dickens cuando llegan a Londres): Vivienda donde habita la familia Cratchit en Canción de Navidad.
- Fábrica Warren’s Boot Blacking Factory: Es la escuela en la que se encuentra internado el pequeño Ebenezer Scrooge cuando su hermana Fan va a buscarle para pasar las Navidades en familia. La descripción que hace del edificio, de ladrillo rojo y con una veleta en el tejado, coincide con el aspecto físico que por aquella época tenía la fábrica.
- Salario de Dickens en Warren’s Boot Blacking Factory : era de unos seis chelines semanales y en el relato de Canción de Navidad, Peter, hijo de Bob Cratchit, si consigue una colocación su sueldo será de 5 chelines y seis peniques a incluir en la economía familiar.
Fuente: Pieza del mes del Museo del Romanticismo. Diciembre 2012. Paloma Dorado Pérez. Texto íntegro aqui: http://museoromanticismo.mcu.es/web/archivos/documentos/piezamesdiciembre_2012.pdf
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