La Navidad en el s. XIX
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Bertie
Lady Áyden Norwich
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La Navidad en el s. XIX
HILOS RELACIONADOS:
* La Navidad en la literatura española del s. XIX
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Fuente: Pieza del mes del Museo del Romanticismo. Diciembre 2012. Paloma Dorado Pérez. Texto íntegro aqui: http://museoromanticismo.mcu.es/web/archivos/documentos/piezamesdiciembre_2012.pdf
* La Navidad en la literatura española del s. XIX
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La Navidad en este siglo adquiere un nuevo sentido: se separa del puramente religioso para convertirse progresivamente en una festividad para celebrarla en familia. “Cuanto más se avanza en el siglo XIX, más arraiga en los espíritus la certidumbre de que el hogar proporciona una dicha preciosa e irreemplazable". Los niños se convierten en los protagonistas de la fiesta.
La Nochebuena se celebrará de distinta manera atendiendo a la acepción religiosa de la fiesta. Si se es creyente, se asiste a la misa de medianoche y a la vuelta se cena (el menú típico es el pavo y la morcilla asada). Los no creyentes suelen acudir al teatro para luego dar paso a la celebración gastronómica.
De Inglaterra es originario el pudding que está presente en la celebración de los Cratchit en "Canción de Navidad" de Dickens.
Posteriormente, los niños ponen los zapatos ante la chimenea para encontrarlos a la mañana siguiente repletos de regalos. Esta costumbre, como en el caso anterior, será explicada de distinta manera en función de cómo se considere la fiesta: religiosa (es el Niño Jesús quien trae los regalos el día de Navidad) o profana (acto que se le atribuirá a Papá Noel). Entre los regalos más deseados se encontraban los “teatritos” aunque se empieza a popularizar el regalo de libros.
De Inglaterra es originario el pudding que está presente en la celebración de los Cratchit en "Canción de Navidad" de Dickens.
Posteriormente, los niños ponen los zapatos ante la chimenea para encontrarlos a la mañana siguiente repletos de regalos. Esta costumbre, como en el caso anterior, será explicada de distinta manera en función de cómo se considere la fiesta: religiosa (es el Niño Jesús quien trae los regalos el día de Navidad) o profana (acto que se le atribuirá a Papá Noel). Entre los regalos más deseados se encontraban los “teatritos” aunque se empieza a popularizar el regalo de libros.
En cuanto a los adornos típicos navideños hay que señalar que el árbol de Navidad, de origen escandinavo, es importado por los alemanes a principios del siglo XIX.
Posteriormente, hacia 1840, se introduce en Inglaterra y Francia. En el primer caso será gracias al príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria, y en el segundo caso será la emperatriz Eugenia, durante el Segundo Imperio, quien favoreció esta tradición.
Los nacimientos o Belenes en un primer momento eran “vivientes y parlantes” y se ubicaban en las iglesias; en las casas empezaron a ser populares a finales del siglo XIX y principios del siglo XX compuestos, como mínimo, por siete u ocho personajes. La incorporación de las figurillas no sagradas se debe a los nacimientos napolitanos, así personajes como el panadero, afilador, el tamborilero… completan estas recreaciones.
Las felicitaciones y visitas de Año nuevo también seguían su protocolo: “El primer día del año hay que felicitar a la familia próxima: padre, madre, tíos y tías, hermanos y hermanas. La víspera se reserva a los abuelos y a los superiores. Los ocho días siguientes son para los primos y otras personas allegadas, la quincena para los íntimos, y el mes entero para los simples conocimientos. Todo lo cual representa un considerable número de visitas que hacer y de tarjetas de felicitación que recibir”.
Las felicitaciones y visitas de Año nuevo también seguían su protocolo: “El primer día del año hay que felicitar a la familia próxima: padre, madre, tíos y tías, hermanos y hermanas. La víspera se reserva a los abuelos y a los superiores. Los ocho días siguientes son para los primos y otras personas allegadas, la quincena para los íntimos, y el mes entero para los simples conocimientos. Todo lo cual representa un considerable número de visitas que hacer y de tarjetas de felicitación que recibir”.
Fuente: Pieza del mes del Museo del Romanticismo. Diciembre 2012. Paloma Dorado Pérez. Texto íntegro aqui: http://museoromanticismo.mcu.es/web/archivos/documentos/piezamesdiciembre_2012.pdf
Lady Áyden Norwich- Admin
- Mensajes : 3627
Fecha de inscripción : 26/02/2010
Localización : Cruzando océanos de tiempo
La Navidad en la literatura española del s. XIX
La Navidad ha sido un tema recurrente a lo largo de la historia. Concretamente es el siglo XIX cuando los relatos navideños, ya sean en forma de drama o de comedia, salpican la historia literaria de España. Se observa una pérdida de cierta dimensión religiosa de la fiesta a favor del sentimentalismo tan presente en el hombre romántico.
Muchos son los autores que han abordado historias variopintas ambientadas en Navidad. Larra, Mesonero Romanos, Alarcón, Fernán Caballero, Bécquer, Pereda, Clarín, entre otros, cuentan acontecimientos sencillos, emotivos, que despiertan en nosotros los buenos sentimientos y la generosidad, nos acercan a personajes desgraciados o desvalidos que encuentran consuelo o se transforman durante las fiestas más hermosas del año.
Empezando por Mariano José de Larra cabe mencionar La Nochebuena de 1836 en la que el escritor, en un diálogo sarcástico mantenido con su ebrio criado, nos muestra la amargura y desencanto que siente en estas fechas (el día 24 es descrito como día fatídico) así como la falsedad de todo lo que nos rodea.
En La Nochebuena del poeta, Pedro Antonio de Alarcón nos acerca a cómo un muchacho de siete años celebra dicha festividad en su pueblo, en compañía de su familia, y de cómo el estribillo de un típico cántico navideño puede amargarle una de las noches más mágicas:
La Nochebuena se viene,
la nochebuena se va,
¡y nosotros nos iremos
y no volveremos más!.
Esta cantinela será el punto de partida para reivindicar los valores tradicionales y cristianos aún vigentes en el ámbito rural y ausentes en las grandes urbes.
Gustavo Adolfo Bécquer en Maese Pérez, el Organista sitúa en plena Misa del gallo, en la capilla de Santa Inés de Sevilla, el milagro de la aparición del viejo músico dotando así al relato de la magia de la Navidad.
En La Noche de Navidad, de José María de Pereda, se describe la fiesta de la Nochebuena en la casa de una familia campesina que “goza tanto con el espectáculo de la cena de la Navidad como saboreándola con el paladar”.
Leopoldo Alas “Clarín" en El frío del Papa sitúa la acción en la Noche de Reyes. Al igual que en el relato de Bécquer, el objeto de tal narración no será la descripción de esta fiesta sino que le servirá de trasfondo para comparar el estado actual de la Iglesia a través de su representante en la tierra, el aterido Papa León XIII, con la imagen desprotegida del Niño Jesús en el pesebre a la espera de los Reyes Magos.
Por último, mencionar dos relatos de Cecilia Böhl de Faber, más conocida con el seudónimo de Fernán Caballero: La noche de Navidad y El día de Reyes. La historia nos narra el abandono de un niño a las puertas de una respetable casa en un en torno rural. Este argumento será el origen para desarrollar la típica historia con final feliz. Este tipo de desenlaces son los que todo el mundo ansía y espera en fechas navideñas en el que todos y cada uno de los personajes verán compensadas sus buenas acciones.
Fuente: Pieza del mes del Museo del Romanticismo. Diciembre 2012. Paloma Dorado Pérez. Texto íntegro aqui: http://museoromanticismo.mcu.es/web/archivos/documentos/piezamesdiciembre_2012.pdf
Muchos son los autores que han abordado historias variopintas ambientadas en Navidad. Larra, Mesonero Romanos, Alarcón, Fernán Caballero, Bécquer, Pereda, Clarín, entre otros, cuentan acontecimientos sencillos, emotivos, que despiertan en nosotros los buenos sentimientos y la generosidad, nos acercan a personajes desgraciados o desvalidos que encuentran consuelo o se transforman durante las fiestas más hermosas del año.
Empezando por Mariano José de Larra cabe mencionar La Nochebuena de 1836 en la que el escritor, en un diálogo sarcástico mantenido con su ebrio criado, nos muestra la amargura y desencanto que siente en estas fechas (el día 24 es descrito como día fatídico) así como la falsedad de todo lo que nos rodea.
En La Nochebuena del poeta, Pedro Antonio de Alarcón nos acerca a cómo un muchacho de siete años celebra dicha festividad en su pueblo, en compañía de su familia, y de cómo el estribillo de un típico cántico navideño puede amargarle una de las noches más mágicas:
La Nochebuena se viene,
la nochebuena se va,
¡y nosotros nos iremos
y no volveremos más!.
Esta cantinela será el punto de partida para reivindicar los valores tradicionales y cristianos aún vigentes en el ámbito rural y ausentes en las grandes urbes.
Gustavo Adolfo Bécquer en Maese Pérez, el Organista sitúa en plena Misa del gallo, en la capilla de Santa Inés de Sevilla, el milagro de la aparición del viejo músico dotando así al relato de la magia de la Navidad.
En La Noche de Navidad, de José María de Pereda, se describe la fiesta de la Nochebuena en la casa de una familia campesina que “goza tanto con el espectáculo de la cena de la Navidad como saboreándola con el paladar”.
Leopoldo Alas “Clarín" en El frío del Papa sitúa la acción en la Noche de Reyes. Al igual que en el relato de Bécquer, el objeto de tal narración no será la descripción de esta fiesta sino que le servirá de trasfondo para comparar el estado actual de la Iglesia a través de su representante en la tierra, el aterido Papa León XIII, con la imagen desprotegida del Niño Jesús en el pesebre a la espera de los Reyes Magos.
Por último, mencionar dos relatos de Cecilia Böhl de Faber, más conocida con el seudónimo de Fernán Caballero: La noche de Navidad y El día de Reyes. La historia nos narra el abandono de un niño a las puertas de una respetable casa en un en torno rural. Este argumento será el origen para desarrollar la típica historia con final feliz. Este tipo de desenlaces son los que todo el mundo ansía y espera en fechas navideñas en el que todos y cada uno de los personajes verán compensadas sus buenas acciones.
Fuente: Pieza del mes del Museo del Romanticismo. Diciembre 2012. Paloma Dorado Pérez. Texto íntegro aqui: http://museoromanticismo.mcu.es/web/archivos/documentos/piezamesdiciembre_2012.pdf
Lady Áyden Norwich- Admin
- Mensajes : 3627
Fecha de inscripción : 26/02/2010
Localización : Cruzando océanos de tiempo
Re: La Navidad en el s. XIX
Jolin, Lady Áyden! con tanto detalle en la explicación hasta yo me pondría a celebrar ;D
Bertie- Mensajes : 441
Fecha de inscripción : 19/10/2010
Edad : 42
Localización : 3A Berkeley Mansions, Berkeley Square, London W1
Re: La Navidad en el s. XIX
Gracias Lady Ayden. He disfrutado muchísimo leyéndote. Me ha encantado la imagen en la que la más pequeña de la casa es izada para que coloque el adorno en lo alto del árbol. ¡Me ha resultado una escena tan familiar!
Lady Violante- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 12/01/2013
Edad : 48
Re: La Navidad en el s. XIX
Un pequeño e interesante video de regalos navideños victorianos:
https://www.youtube.com/watch?v=NdDT_WhuXkk
https://www.youtube.com/watch?v=NdDT_WhuXkk
Re: La Navidad en el s. XIX
La imaginación popular no tiene límite
Hace un tiempo me dediqué a estudiar este fenómeno social, es bonito y todo mentira
Mr. Alexander Huddleston- Mensajes : 142
Fecha de inscripción : 18/01/2013
Re: La Navidad en el s. XIX
Unos aportes muy interesantes, L Ayden...la Navidad da "mucho juego"..Muchas gracias por compartir y lo mismo le digo, Sta Julia, un tutorial YT muy "resultón"
Lady Lavinia Beresford- Mensajes : 196
Fecha de inscripción : 05/02/2014
Edad : 54
Localización : Mi buhardilla nórdica
Re: La Navidad en el s. XIX
Ahora faltaría poner un tema sobre otra gran mentira, la semana santa
Mr. Alexander Huddleston- Mensajes : 142
Fecha de inscripción : 18/01/2013
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