Saludos desde las tierras más allá del horizonte

Con una reverencia y retirándome el sombrero me presento ante ustedes.

Mi nombre es Alexya Hadalia Morgan Asimov, hija de Percival y Anne Marie Asimov y hermana gemela del desaparecido Alexey William Asimov tercero.

A pesar de ser mujer deben saber que no soy una dama. Provengo de una casta de aventureros, exploradores y, por encima de todo, eruditos, sabios y cazadores de libros extraños y prohibidod, el lema de mi familia es: "Lo sabremos todo, aunque no entendamos nada".

Y, tras mi presentación en sociedad, tal como he venido, así me despido por hoy, con una sentida reverencia y la testa al descubierto. Tengan ustedes un buen día.

Atentamente.

Alexya H. M. Asimov

¡Vaya, señorita Asimov, una aventurera por estos lares! Cómo nos alegramos de su presencia y de que la ilustre estirpe de su familia llegue a este recóndito lugar. Vuestra presentación, espero que no le ofenda, me ha sabido a poco, ¡contadnos más sobre usted! ¿Cómo descubrió los caminos a este foro? ¿de qué lugar remoto es? ¿alguna vez ha recreado alguna época anterior? ¿qué espera hallar aquí?

Y como una ventanita al exterior, confío en que pronto tenga un avatar al que podernos dirigir.

Esperando leerla de nuevo, le da la bienvenida,

Lady Áyden Norwich

Bienvenida señorita Asimov, esperemos que para usted se abra aquí una nueva aventura!

Saludos

Elizabeth A. Montgomery

No me ofende en absoluto Lady Norwich, los Asimov provenimos de Escocia, al menos las últimas cuatro generaciones, aunque yo me he criado entre las cuatro esquinas del mundo, mi hermano fue el primero en salir de aventura cuando apenas contaba con quince años, pero su inexperiencia lo llevó, en su caza de libros prohibidos, a que una organización de ocultistas acabase con su vida en un sórdido callejón londinense. Tras su muerte, mi padre me relegó al estudio en las bibliotecas, pero los mundos que los libros me muestran me dejan ahora insatisfecha. Ya ni los tiempos de capa y espada me parecen suficientes, sin embargo, la sociedad no ve con buenos ojos una "jovencita entrometida de masculina vestimenta" por lo que decidí buscar un lugar donde encajar, finalmente uno de mis informadores dejó escapar entre susurros el nombre de este lugar. Con respecto a esa "ventanita al exterior" me temo que por el momento que llevo demasiado tiempo con mi rostro metido entre libros, pero no desesperéis porque procuraré cambiar eso bien pronto.

Os agradezco sinceramente y desde lo más hondo de mi corazón de cobre vuestra bienvenida, Lady Norwich, Miss Montgomery, muchas gracias.

Lamento lo de su hermano, señorita, pero me alegro que a través de su pérdida, de manera indirecta, haya llegado hasta nosotros y estemos conociéndola. ¿Tiene nombre ese informador que le susurró el nombre de Anacrónicos? Siempre es agradable saber que se habla bien de nosotros (supongo que le hablaría bien o de otra forma, no estaríais aquí). XD

En cuanto a su avatar... siempre podeis, entre lectura y lectura bajar del torreón, traspasar los muros del castillo e ir al primer atrapador de imágenes que os encontréis para que obtenga vuestra efigie y la comparta con todos nosotros.

Bienvenida señorita Asimov, deseo que disfrute de nuevas aventuras con nosotros
Saludos

Gracias por su bienvenida Lady Miranda.
Lady Norwich, mi informador no me habló ni bien ni mal, no conocía nada más que el nombre de este lugar y aunque me hubiese hablado mal no habría tenido mayor importancia, me gusta formarme mis propias opiniones . ¿Lo de mi retrato? bien pronto me haré uno, sin embargo primero quería esperar a que mi sastre termine mis nuevos ropajes, me gustaría presentarme ante ustedes como un aspecto lo más decente posible, sobre todo teniendo en cuenta el lamentable estado en que acabó mi último traje después de mis, por el momento, primeras incursiones por lugares que la familia de mi madre denominarían "poco recomendables para una señorita" aunque sean lugares por los que todo cazador de libros prohibidos deba pasar alguna vez en su vida. Querida en cuanto a lo de salir del torreón y traspasar los muros del castillo... me temo que ahora mismo no dispongo ni de lo uno ni de lo otro, ya que me oculto en un cuartucho de dos por tres en una calle de un barrio olvidado por la ley, entre un violinista y una cantante venida a menos y reconvertida en ama de casa.