Mentalidad y formas de vida
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Mentalidad y formas de vida
HILOS RELACIONADOS:
La mujer en la época romántica.
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LA MENTALIDAD Y LAS FORMAS DE VIDA DE LOS DISTINTOS GRUPOS QUE INTEGRAN LA SOCIEDAD EUROPEA A MEDIADOS DEL SIGLO XIX
LA NOBLEZA
Destaca por el intento de pervivencia de los Valores tradicionales y son un grupo cerrado y exclusivista al que se pertenece por la sangre. Los elementos claves de su cosmovisión son el orgullo genealógico y, sobre todo el honor.
Muestran un claro desinterés por el progreso económico y, su educación se basa fundamentalmente en el estudio de los clásicos.
Tienen un claro sentimiento de Superioridad Social e intentan mantener, cueste lo que cueste, su status incluso en casos de escasez económica acusada.
Sus formas de vida siguen las pautas del Antiguo Régimen y, por lo tanto, dedican la mayor parte de su tiempo al ocio, ya sea practicando deportes (como montar a caballo o cazar), asistiendo a fiestas y reuniones sociales. La gestión de sus dominios es llevada a cabo por administradores y dependiendo de las esferas de influencia, participan en la política local o nacional
Su economía se basa en la herencia patrimonial y ven el trabajo como un descrédito, tan sólo se consideraban honorables los trabajos relacionados con el ejército, la iglesia y la política, evidentemente en cargos acorde con su rango.
LA BURGUESIA
Alta Burguesía
Se caracterizan sobre todo por su anhelo de asimilación a la nobleza. Por lo que copian pautas de conducta, modelos de ecuación (por ejemplo, intentan enviar a sus hijos a los mismos colegíos que la nobleza), fiestas, mecenazgos artísticos….
A diferencia de la nobleza no es trata de un estamento estanco por lo que hay mayor movilidad a la hora de ascender en la escala social, cuyo baremo de jerarquización es la riqueza.
Defienden el progreso económico y dirigen directamente sus negocios, por lo que dedican bastante menos tiempo al ocio.
El patrimonio heredado no es, por tanto su única base de subsistencia, sino que la obtención de riqueza mediante el trabajo se ve cómo una recompensa al esfuerzo individual.
Todo ello les lleva a tener un acusado sentido de la propiedad y del orden. Y, en algunas zonas, son los que dominan el poder político.
Su ética está basada sobre todo en el ahorro, la vida familiar, las costumbres rigurosas, el gusto por la respetabilidad, una gran compresión de la dignidad del trabajo y el esfuerzo y la gran mayoría son decididamente anticlericales (pero acuden a los actos religiosos ya que los consideran actos sociales).
Clase Media:
Viven de sus pequeñas propiedades o negocios con los que, en su mayor parte están satisfechos por lo que no tratan de asimilarse a la nobleza. Mantienen un nivel de vida decoroso y estable y, si ascienden a estratos superiores es por su propio esfuerzo.
No son exclusivistas, ni destacan por su orgullo genealógico pero si demuestran claras tendencias de hipocresía social.
Dedican poco tiempo al ocio y mucho al trabajo, con el fin de mejorar su situación económica. De la misma manera si estudian lo hacen con visos de trabajar y así obtener mejores beneficios y una mejor posición.
Tienen un sentido muy acusado de la propiedad y son muy amantes del orden. Además su ética está basada en el decoro, es decir, mantener ante todo una apariencia digna, discreta, en consonancia con las normas dictadas por la Sociedad. Si estas reglas se vulneran existe el tácito acuerdo de mantener en secreto las posibles desviaciones.
Defienden los principios anticlericales y, no acuden a la Iglesia. Aunque admiten y fomentan la asistencia la asistencia de sus esposas, hijas o hermanas.
Algunos de sus miembros, intelectuales sobre todo, encabezan los movimientos revolucionarios, criticando duramente los planteamientos de su propia clase.
Clase Media Baja:
Vive con estrecheces económicas pero guardan las apariencias propias de su condición social. Visten de forma diferente a las clases populares para no mezclarse con ellas y, no realizan ninguno de los trabajos de la clase obrera (aunque tenga que sufrir grandes privaciones por ello).
Los hombres generalmente no tienen educación superior porque deben trabajar para ayudar a sus familias. Mientras que las mujeres sólo acuden a los centros educativos hasta primaria, dónde aprenden labores domésticas y religión. No suelen trabajar, y si lo hacen es por absoluta necesidad y sólo en el ámbito del hogar (Costureras, lenceras o modistas), y no fuera de casa. En caso de verse obligadas a trabajar fuera del hogar, sólo aceptarían puestos de dama de compañía o institutriz.
Existe una descristianización bastante alta, lo hombres se van volviendo poco a poco agnósticos y las mujeres vuelven a religiones basadas en la superstición.
No hay apenas tiempo para el ocio que, en muchas ocasiones se ve reducido a la tertulia. Momentos en los cuales la mujer sigue desempeñando sus tareas domésticas.
Son los grandes defensores de los movimientos democráticos ya que, por propiedades, no pueden votar en el sufragio censitario.
CAMPESINADO
Tienen una mentalidad eminentemente tradicional y son los primeros enemigos del cambio. Están poco vinculados a la clase burguesa pero, mantienen un gran respeto hacia la aristocracia y el clero, casi rayano a la adoración.
Son creyentes pero, se basan en un tipo de religión pueril y cargada de supersticiones. En realidad, la religión es un refugio y un respaldo ante los momentos difíciles.
Están muy apegados a sus costumbres ancestrales y tienden a trabajar de sol a sol, excepto en invierno. Momento en el cual las inclemencias del tiempo los recluyen, centrándose entonces en tertulias o juegos de taberna.
La mujer ayuda en las tareas del campo, atiende a los animales y cuida de la casa.
Para ellos son muy importantes las fiestas patronales y las estacionales. Ya que implican su único momento de diversión.
Sin embargo existe dentro de este conglomerado un subgrupo favorable al cambio y al progreso. Son revolucionarios y tienden al anarquismo. Se trata de los braceros, trabajadores a cuenta ajena (generalmente en latifundios) que, por lo general, trabajan mucho y cobran una miseria.
De todas formas, la sucesión de malas cosechas y la progresiva depresión del campo provocarán un éxodo masivo del mundo rural a las grandes ciudades, sobre todo en busca de un trabajo mejor remunerado.
CLASES POPULARES URBANAS
Se trata de un grupo muy heterogéneo y poco integrado. Se trata sobre todo de trabajadores industriales, en manos de la iniciativa privada y el juego de la oferta y la demanda (Sobre todo debido al exceso de mano de obra que termina derivando en un aumento desmesurado del paro y todo lo que ello conlleva).
Suelen trabajar durante muchas horas con un sueldo bajísimo, por lo que para poder dar de comer a la familia es necesario que trabajen las mujeres y los niños.
Viven en entornos insalubres y sufren de sub-alimentación lo que provoca el aumento de la mortalidad, sobre todo de la infantil.
La superpoblación provoca además un paulatino intercambio de ideas que les lleva a la unión y a los primeros planteamientos sindicales.
El horario laboral provoca que el ocio sea escaso y dedicado fundamentalmente al sueño. En el caso de los hombres a veces podían ir al bar pero, en el caso de las mujeres era todavía pero ya que, después del trabajo debían encargarse de las labores del hogar.
Todo ello provoca el desgajamiento familiar por la emigración, la falta de integración, la pérdida de valores ancestrales y finalmente la descristianización.
Este tipo de vida provocó además un aumento considerable de la mendicidad y del crimen.
TIPOS DE SOCIEDAD EN EL CONTINENTE A MEDIADOS DEL SIGLO XIX
1.- Sociedades Rurales Tradicionales:
La población activa es fundamentalmente agraria y en menor medida, comerciantes, artesanos y profesionales liberales. Trabajan de la tierra y destacan los grandes propietarios latifundistas generalmente nobles, aunque poco a poco empiezan a tomar fuerza la burguesía adinerada.
Encontramos este tipo de sociedades sobre todo en el Sur de España, Portugal e Italia, Hungría, la zona balcánica y los Estados Alemanes del Sur del Elba.
2.- Sociedades Rurales Evolucionadas
Se centra ya en la agricultura de mercado por lo que se aprecia una mayor población y un mayor número de ciudades. No existe ningún sistema de servidumbre y aumenta la tecnificación con el fin de aumentar la producción. Los grandes propietarios de la tierra siguen siendo nobles sobre todo la alta nobleza (lords), la nobleza media upper gentry) y los hidalgos o baja nobleza (Squires). Aunque también podemos econtrar como propietarios de tierra a la burguesía y a los campesinos ricos.
En este tipo de sociedad encontramos también a trabajadores arrendatarios, obreros agrícolas y criados, tanto de campo como del servicio doméstico.
Podemos encontrar Sociedades Rurales Evolucionadas sobre todo en grandes zonas de la Europa Occidental y Septentrional.
3.- Sociedades Urbanas:
Formadas por Clases aristocráticas, clases medias y clases populares urbanas.
Aristócratas: Viven de las rentas de sus tierras y ocupan los puestos más importantes del gobierno de la nación.
Burguesía/Clase Media:
Clase Media Alta: Compuesta por la burguesía comercial, la industrial y financiera. Poco a poco intentan conseguir más poder político y social.
Clase Media: Compuesta por pequeños propietarios, comerciantes, pequeños industriales, profesionales liberales (como abogados, médicos, notarios, farmacéuticos, profesores…). Muchos de ellos con escasos capitales pero con un status mayor debido a su profesión.
Clase Media Baja: Son los gestores, funcionarios empleados en oficinas, empleados de comercio… En definitiva los asalariados.
Clases Populares urbanas: Son los trabajadores manuales por cuenta ajena, cómo artesanos, trabajadores fabriles, criados del servicio doméstico, trabajadores adscritos al sector servicios (cocheros, planchadoras, costureras….) y cada vez más, los mendigos.
CONFIGURACIÓN DE LA SOCIEDAD A MEDIADOS DEL SIGLO XIX EN GRAN BRETAÑA
A mediados del Siglo XIX Gran Bretaña es social, económica, política y mentalmente un país aristocrático.
Económicamente se pueden apreciar dos sectores en pugna el manufacturero y la agricultura tradicional, pierde esta última sin embargo no se aprecia un declive de los terratenientes (sobre todo pertenecientes a la media y a la gran nobleza) quienes mantienen la hegemonía sobre la clase empresarial urbana.
La industria de los bienes de consumo se ha asentado mientras que, la de bienes de equipo implica sólo un pequeño porcentaje de la clase trabajadora. La minería del carbón y los transportes crecen con mayor rapidez que el resto y el comercio internacional aumenta su importancia. Y se puede apreciar una importante proliferación de los pequeños comercios en zonas urbanas, lo que implica un aumento de la pequeña burguesía.
En cuanto a la sociedad se mantienen los parámetros de una de tipo tradicional. Sin embargo, poco a poco la alta burguesía intenta ennoblecerse comprando fincas para así poder obtener el título de par.
De todas formas, la fórmula más habitual de ennoblecimiento seguía siendo la prestación de servicios al Imperio.
Además los hijos de los burgueses adinerados comienzan a recibir su educación junto a los hijos de los nobles, cursando prioritariamente estudios clásicos.
Por ello, podemos establecer que la pirámide social se establece de la siguiente forma:
+ALTA NOBLEZA: Distribuye su tiempo entre sus posesiones y La Temporada Londinense.
+BAJA NOBLEZA CAMPESINA (Gentry): Vive en sus tierras pero mantiene su posición en la cúspide de la pirámide social.
+BURGUESÍA COMERCIAL Y DE LOS NEGOCIOS
+TERRATENIENTES (Contry Gentlemen)
+MAGNATES DE LA MINERÍA
+PROPIETARIOS DE COMPLEJOS SIDERÚRGICOS Y METALÚRGICOS:
+BURGUESÍA INDUSTRIAL: Dedicados a los bienes de consumo.
+BURGUESÍA MEDIA: Profesionales liberales, propietarios de pequeños talleres manufactureros…
+CLASE MEDIA CAMPESINA: Granjeros, pequeños ganaderos, labradores…
+PEQUEÑA BURGUESÍA URBANA: Pequeños comerciantes, artesanos…
+BASE: Las Clases populares tanto campesinas como urbanas
Langa Laorga, Alicia:" La Sociedad Europea del Siglo XIX a través de sus textos literarios". Colección: La Historia en sus Textos. Editorial Istmo. 1990.
La mujer en la época romántica.
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LA MENTALIDAD Y LAS FORMAS DE VIDA DE LOS DISTINTOS GRUPOS QUE INTEGRAN LA SOCIEDAD EUROPEA A MEDIADOS DEL SIGLO XIX
LA NOBLEZA
Destaca por el intento de pervivencia de los Valores tradicionales y son un grupo cerrado y exclusivista al que se pertenece por la sangre. Los elementos claves de su cosmovisión son el orgullo genealógico y, sobre todo el honor.
Muestran un claro desinterés por el progreso económico y, su educación se basa fundamentalmente en el estudio de los clásicos.
Tienen un claro sentimiento de Superioridad Social e intentan mantener, cueste lo que cueste, su status incluso en casos de escasez económica acusada.
Sus formas de vida siguen las pautas del Antiguo Régimen y, por lo tanto, dedican la mayor parte de su tiempo al ocio, ya sea practicando deportes (como montar a caballo o cazar), asistiendo a fiestas y reuniones sociales. La gestión de sus dominios es llevada a cabo por administradores y dependiendo de las esferas de influencia, participan en la política local o nacional
Su economía se basa en la herencia patrimonial y ven el trabajo como un descrédito, tan sólo se consideraban honorables los trabajos relacionados con el ejército, la iglesia y la política, evidentemente en cargos acorde con su rango.
LA BURGUESIA
Alta Burguesía
Se caracterizan sobre todo por su anhelo de asimilación a la nobleza. Por lo que copian pautas de conducta, modelos de ecuación (por ejemplo, intentan enviar a sus hijos a los mismos colegíos que la nobleza), fiestas, mecenazgos artísticos….
A diferencia de la nobleza no es trata de un estamento estanco por lo que hay mayor movilidad a la hora de ascender en la escala social, cuyo baremo de jerarquización es la riqueza.
Defienden el progreso económico y dirigen directamente sus negocios, por lo que dedican bastante menos tiempo al ocio.
El patrimonio heredado no es, por tanto su única base de subsistencia, sino que la obtención de riqueza mediante el trabajo se ve cómo una recompensa al esfuerzo individual.
Todo ello les lleva a tener un acusado sentido de la propiedad y del orden. Y, en algunas zonas, son los que dominan el poder político.
Su ética está basada sobre todo en el ahorro, la vida familiar, las costumbres rigurosas, el gusto por la respetabilidad, una gran compresión de la dignidad del trabajo y el esfuerzo y la gran mayoría son decididamente anticlericales (pero acuden a los actos religiosos ya que los consideran actos sociales).
Clase Media:
Viven de sus pequeñas propiedades o negocios con los que, en su mayor parte están satisfechos por lo que no tratan de asimilarse a la nobleza. Mantienen un nivel de vida decoroso y estable y, si ascienden a estratos superiores es por su propio esfuerzo.
No son exclusivistas, ni destacan por su orgullo genealógico pero si demuestran claras tendencias de hipocresía social.
Dedican poco tiempo al ocio y mucho al trabajo, con el fin de mejorar su situación económica. De la misma manera si estudian lo hacen con visos de trabajar y así obtener mejores beneficios y una mejor posición.
Tienen un sentido muy acusado de la propiedad y son muy amantes del orden. Además su ética está basada en el decoro, es decir, mantener ante todo una apariencia digna, discreta, en consonancia con las normas dictadas por la Sociedad. Si estas reglas se vulneran existe el tácito acuerdo de mantener en secreto las posibles desviaciones.
Defienden los principios anticlericales y, no acuden a la Iglesia. Aunque admiten y fomentan la asistencia la asistencia de sus esposas, hijas o hermanas.
Algunos de sus miembros, intelectuales sobre todo, encabezan los movimientos revolucionarios, criticando duramente los planteamientos de su propia clase.
Clase Media Baja:
Vive con estrecheces económicas pero guardan las apariencias propias de su condición social. Visten de forma diferente a las clases populares para no mezclarse con ellas y, no realizan ninguno de los trabajos de la clase obrera (aunque tenga que sufrir grandes privaciones por ello).
Los hombres generalmente no tienen educación superior porque deben trabajar para ayudar a sus familias. Mientras que las mujeres sólo acuden a los centros educativos hasta primaria, dónde aprenden labores domésticas y religión. No suelen trabajar, y si lo hacen es por absoluta necesidad y sólo en el ámbito del hogar (Costureras, lenceras o modistas), y no fuera de casa. En caso de verse obligadas a trabajar fuera del hogar, sólo aceptarían puestos de dama de compañía o institutriz.
Existe una descristianización bastante alta, lo hombres se van volviendo poco a poco agnósticos y las mujeres vuelven a religiones basadas en la superstición.
No hay apenas tiempo para el ocio que, en muchas ocasiones se ve reducido a la tertulia. Momentos en los cuales la mujer sigue desempeñando sus tareas domésticas.
Son los grandes defensores de los movimientos democráticos ya que, por propiedades, no pueden votar en el sufragio censitario.
CAMPESINADO
Tienen una mentalidad eminentemente tradicional y son los primeros enemigos del cambio. Están poco vinculados a la clase burguesa pero, mantienen un gran respeto hacia la aristocracia y el clero, casi rayano a la adoración.
Son creyentes pero, se basan en un tipo de religión pueril y cargada de supersticiones. En realidad, la religión es un refugio y un respaldo ante los momentos difíciles.
Están muy apegados a sus costumbres ancestrales y tienden a trabajar de sol a sol, excepto en invierno. Momento en el cual las inclemencias del tiempo los recluyen, centrándose entonces en tertulias o juegos de taberna.
La mujer ayuda en las tareas del campo, atiende a los animales y cuida de la casa.
Para ellos son muy importantes las fiestas patronales y las estacionales. Ya que implican su único momento de diversión.
Sin embargo existe dentro de este conglomerado un subgrupo favorable al cambio y al progreso. Son revolucionarios y tienden al anarquismo. Se trata de los braceros, trabajadores a cuenta ajena (generalmente en latifundios) que, por lo general, trabajan mucho y cobran una miseria.
De todas formas, la sucesión de malas cosechas y la progresiva depresión del campo provocarán un éxodo masivo del mundo rural a las grandes ciudades, sobre todo en busca de un trabajo mejor remunerado.
CLASES POPULARES URBANAS
Se trata de un grupo muy heterogéneo y poco integrado. Se trata sobre todo de trabajadores industriales, en manos de la iniciativa privada y el juego de la oferta y la demanda (Sobre todo debido al exceso de mano de obra que termina derivando en un aumento desmesurado del paro y todo lo que ello conlleva).
Suelen trabajar durante muchas horas con un sueldo bajísimo, por lo que para poder dar de comer a la familia es necesario que trabajen las mujeres y los niños.
Viven en entornos insalubres y sufren de sub-alimentación lo que provoca el aumento de la mortalidad, sobre todo de la infantil.
La superpoblación provoca además un paulatino intercambio de ideas que les lleva a la unión y a los primeros planteamientos sindicales.
El horario laboral provoca que el ocio sea escaso y dedicado fundamentalmente al sueño. En el caso de los hombres a veces podían ir al bar pero, en el caso de las mujeres era todavía pero ya que, después del trabajo debían encargarse de las labores del hogar.
Todo ello provoca el desgajamiento familiar por la emigración, la falta de integración, la pérdida de valores ancestrales y finalmente la descristianización.
Este tipo de vida provocó además un aumento considerable de la mendicidad y del crimen.
TIPOS DE SOCIEDAD EN EL CONTINENTE A MEDIADOS DEL SIGLO XIX
1.- Sociedades Rurales Tradicionales:
La población activa es fundamentalmente agraria y en menor medida, comerciantes, artesanos y profesionales liberales. Trabajan de la tierra y destacan los grandes propietarios latifundistas generalmente nobles, aunque poco a poco empiezan a tomar fuerza la burguesía adinerada.
Encontramos este tipo de sociedades sobre todo en el Sur de España, Portugal e Italia, Hungría, la zona balcánica y los Estados Alemanes del Sur del Elba.
2.- Sociedades Rurales Evolucionadas
Se centra ya en la agricultura de mercado por lo que se aprecia una mayor población y un mayor número de ciudades. No existe ningún sistema de servidumbre y aumenta la tecnificación con el fin de aumentar la producción. Los grandes propietarios de la tierra siguen siendo nobles sobre todo la alta nobleza (lords), la nobleza media upper gentry) y los hidalgos o baja nobleza (Squires). Aunque también podemos econtrar como propietarios de tierra a la burguesía y a los campesinos ricos.
En este tipo de sociedad encontramos también a trabajadores arrendatarios, obreros agrícolas y criados, tanto de campo como del servicio doméstico.
Podemos encontrar Sociedades Rurales Evolucionadas sobre todo en grandes zonas de la Europa Occidental y Septentrional.
3.- Sociedades Urbanas:
Formadas por Clases aristocráticas, clases medias y clases populares urbanas.
Aristócratas: Viven de las rentas de sus tierras y ocupan los puestos más importantes del gobierno de la nación.
Burguesía/Clase Media:
Clase Media Alta: Compuesta por la burguesía comercial, la industrial y financiera. Poco a poco intentan conseguir más poder político y social.
Clase Media: Compuesta por pequeños propietarios, comerciantes, pequeños industriales, profesionales liberales (como abogados, médicos, notarios, farmacéuticos, profesores…). Muchos de ellos con escasos capitales pero con un status mayor debido a su profesión.
Clase Media Baja: Son los gestores, funcionarios empleados en oficinas, empleados de comercio… En definitiva los asalariados.
Clases Populares urbanas: Son los trabajadores manuales por cuenta ajena, cómo artesanos, trabajadores fabriles, criados del servicio doméstico, trabajadores adscritos al sector servicios (cocheros, planchadoras, costureras….) y cada vez más, los mendigos.
CONFIGURACIÓN DE LA SOCIEDAD A MEDIADOS DEL SIGLO XIX EN GRAN BRETAÑA
A mediados del Siglo XIX Gran Bretaña es social, económica, política y mentalmente un país aristocrático.
Económicamente se pueden apreciar dos sectores en pugna el manufacturero y la agricultura tradicional, pierde esta última sin embargo no se aprecia un declive de los terratenientes (sobre todo pertenecientes a la media y a la gran nobleza) quienes mantienen la hegemonía sobre la clase empresarial urbana.
La industria de los bienes de consumo se ha asentado mientras que, la de bienes de equipo implica sólo un pequeño porcentaje de la clase trabajadora. La minería del carbón y los transportes crecen con mayor rapidez que el resto y el comercio internacional aumenta su importancia. Y se puede apreciar una importante proliferación de los pequeños comercios en zonas urbanas, lo que implica un aumento de la pequeña burguesía.
En cuanto a la sociedad se mantienen los parámetros de una de tipo tradicional. Sin embargo, poco a poco la alta burguesía intenta ennoblecerse comprando fincas para así poder obtener el título de par.
De todas formas, la fórmula más habitual de ennoblecimiento seguía siendo la prestación de servicios al Imperio.
Además los hijos de los burgueses adinerados comienzan a recibir su educación junto a los hijos de los nobles, cursando prioritariamente estudios clásicos.
Por ello, podemos establecer que la pirámide social se establece de la siguiente forma:
+ALTA NOBLEZA: Distribuye su tiempo entre sus posesiones y La Temporada Londinense.
+BAJA NOBLEZA CAMPESINA (Gentry): Vive en sus tierras pero mantiene su posición en la cúspide de la pirámide social.
+BURGUESÍA COMERCIAL Y DE LOS NEGOCIOS
+TERRATENIENTES (Contry Gentlemen)
+MAGNATES DE LA MINERÍA
+PROPIETARIOS DE COMPLEJOS SIDERÚRGICOS Y METALÚRGICOS:
+BURGUESÍA INDUSTRIAL: Dedicados a los bienes de consumo.
+BURGUESÍA MEDIA: Profesionales liberales, propietarios de pequeños talleres manufactureros…
+CLASE MEDIA CAMPESINA: Granjeros, pequeños ganaderos, labradores…
+PEQUEÑA BURGUESÍA URBANA: Pequeños comerciantes, artesanos…
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Langa Laorga, Alicia:" La Sociedad Europea del Siglo XIX a través de sus textos literarios". Colección: La Historia en sus Textos. Editorial Istmo. 1990.
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"El crimen no era lo que me hacían, o cómo me hacían sentir. El crimen era que me importase lo que los demás pensaran de mí"
Grunge. Gen 13
Elizabeth Anne Montgomery- Admin
- Mensajes : 3514
Fecha de inscripción : 25/02/2010
Edad : 43
Localización : Más allá del frío norte...
Re: Mentalidad y formas de vida
Me ha encantado este resumen, justo ayer estuve buscando en la biblioteca sobre el tema y no sabía por donde empezar, muchas gracias.
Re: Mentalidad y formas de vida
Encontrar material que hable directamente del tema en castellano es complicado, por eso cuando encontré este libro que analizaba textos que hablaban de sociedad me emocioné mucho. Me alegra que te haya servido de utilidad
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"El crimen no era lo que me hacían, o cómo me hacían sentir. El crimen era que me importase lo que los demás pensaran de mí"
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Elizabeth Anne Montgomery- Admin
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La mujer durante el romanticismo
Introduzco este tema de la imagen que se tenía de la mujer en la época romántica porque me parece que se encuadra perfectamente en la mentalidad y en la forma de vida que tenía la Sociedad de entonces. El artículo proviene de una investigación más extensa que podeis leer aqui (sobre el vestido romántico).
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LA MUJER DURANTE EL ROMANTICISMO
Gracias a las revistas, conocemos las aficiones favoritas de la mujer romántica: el paseo y el baile. Es decir, los "escaparates sociales" donde podía exhibir el fruto de sus desvelos por convertirse en la beldad que todo el mundo esperaba. Se bailaba en el teatro, años después en la ópera, pero también en salones privados que a tal objeto acondicionaban sus dueños. En la década de 1830, en Madrid destacaban los salones del Duque de Abrantes y el llamado Gran Salón de Catalina, acerca del cual leemos: “Innumerables citas rememoran los bailes. Por acudir a ellos, la vida misma se ponía en peligro: Si el tiempo lo permitía, no había señorita ni galán, ni mamá de aquéllas, que se perdiera un paseo por el Prado”.
El fervor de las madrileñas por este paseo se conservó intacto durante todo el período romántico e incluso después. El frío podía mantenerlas resguardadas en casa a lo largo de la semana, pero jamás en domingo, cayera la que cayera como se aprecia en estas dos noticias:
IMAGEN DE LA MUJER ROMÁNTICA
La mujer ideal de los románticos era un débil y cándido pajarillo, condenada por su fragilidad a la sumisión incondicional al hombre. Loas a la belleza y la debilidad de la mujer constituyen un género literario romántico. La mujer era esclava del hombre. Su función espiritual más admirada: su religiosidad.
En el Correo de las Damas, 7/I/1835 y en El Pénsil del Bello Sexo, 23/XI/1845 puede leerse:
¡Las mujeres son las grandes sacerdotisas del abominable culto tributado hoy al Becerro de Oro! ellas son las que por satisfacer su sed de lujo, impelen a los hombres en general, y a sus maridos en particular, a posponerlo todo a la primera y perentoria necesidad de ganar mucho dinero. Si los hombres hacen las leyes, las mujeres hacen las costumbres: sobre las mujeres cae, pues, la mayor responsabilidad de todo lo que tienen de materialista, de interesado y de repugnante a toda alma un poco levantada de las costumbres modernas.
El único defecto de la mujer es que le gusta comprar.
Quizás el cuadro más hermoso y representativo de esta dama sensible, frágil y hogareña lo encontramos en el retrato de las hermanas Florence y Parthenope Nightingale realizado por White en 1836 y conservado en la londinense Galería Nacional del Retrato. Sus símbolos reflejan en imagen lo que la palabra ha intentado explicar: un libro de oraciones y la costura.
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LA MUJER DURANTE EL ROMANTICISMO
Gracias a las revistas, conocemos las aficiones favoritas de la mujer romántica: el paseo y el baile. Es decir, los "escaparates sociales" donde podía exhibir el fruto de sus desvelos por convertirse en la beldad que todo el mundo esperaba. Se bailaba en el teatro, años después en la ópera, pero también en salones privados que a tal objeto acondicionaban sus dueños. En la década de 1830, en Madrid destacaban los salones del Duque de Abrantes y el llamado Gran Salón de Catalina, acerca del cual leemos: “Innumerables citas rememoran los bailes. Por acudir a ellos, la vida misma se ponía en peligro: Si el tiempo lo permitía, no había señorita ni galán, ni mamá de aquéllas, que se perdiera un paseo por el Prado”.
El fervor de las madrileñas por este paseo se conservó intacto durante todo el período romántico e incluso después. El frío podía mantenerlas resguardadas en casa a lo largo de la semana, pero jamás en domingo, cayera la que cayera como se aprecia en estas dos noticias:
“La magnificencia y el lujo verdaderamente asiáticos con que está decorado el salón y más particularmente el tocador de las señoras, hacen a estos bailes dignos de la asistencia de todas nuestras elegantes; magníficas alfombras, muebles exquisitos, hermoso alumbrado,
selecto ambigú, todo a porfía respira elegancia y esplendor. Veinticinco músicos componen la orquesta”.
“La otra noche en un baile de máscaras dado en una casa particular se condensó de tal manera el aire con las luces y la abundancia de concurrentes, que aquellas empezaron a apagarse y estos a desmayarse repentinamente”.
IMAGEN DE LA MUJER ROMÁNTICA
La mujer ideal de los románticos era un débil y cándido pajarillo, condenada por su fragilidad a la sumisión incondicional al hombre. Loas a la belleza y la debilidad de la mujer constituyen un género literario romántico. La mujer era esclava del hombre. Su función espiritual más admirada: su religiosidad.
En el Correo de las Damas, 7/I/1835 y en El Pénsil del Bello Sexo, 23/XI/1845 puede leerse:
“Por lo que respecta al físico, os veo cual vosotras os veis, es decir, hermosas y débiles; llenas de gracia cuando no sois bellas, y de algo que se asemeja a la gracia cuando pasó la edad de ser graciosas; pero débiles siempre, amigas mías; siempre necesitadas del amparo que os deben de justicia los fuertes. Nacida la mujer para compañera del hombre, y este para compañero de aquella, ¿quién debe ser el jefe, el presidente de esa asociación necesaria? Los dos no pueden serlo, es imposible. ¿Lo será la del cabello largo, la de tez sonrosada y purísima, la de rasgados y vivaces ojos, la de pequeña boca y lindo pie, la de voz delicada, pulso débil, miembros hechos a torno, seno turgente, frágil vigor, salud sujeta a duda? Ah! vosotras sabéis que la cuestión no es en esta parte dudosa; pero queréis un guía, no un tirano; un verdadero protector, no un déspota”...
“Fornido y nervudo el brazo del hombre, anuncia con su fortaleza que ha sido destinado por el ciclo para embrazar las armas, despojar los montes, cruzar los mares y arrebatarle sus secretos a la tierra. Suave y torneado el brazo de la mujer, publica con su blandura y su belleza, que ha sido destinado para ceñidor de amores, para sostén de la niñez, para bálsamo de las heridas y consuelo de los desgraciados (...). Para conocer a fondo hasta qué punto es destinado el sexo débil para víctima del sexo fuerte, no hay sino fijar la consideración en las tres épocas en que puede dividirse la vida de una mujer. Se embellece para agradarnos en su juventud, porque sólo ambiciona nuestro amor; se aja para conservarnos viriles porque nos amamanta con sus pechos destruyendo su hermosura; y levanta las manos a los cielos en su vejez, porque naturalmente religiosa la mujer, dedica los últimos años de su vida a rogar por sus padres y por sus hijos, por los huérfanos y por los desventurados”.
“El forastero que por primera vez visita este paseo, o más bien esta escogida sociedad, pues tal es el aspecto que presenta el Prado en una mañana de invierno, no encuentra en el primer momento mucho que admirar, y se figura que no es Madrid el país de las hermosas; pero a poco tiempo se ve precisado a mudar de parecer. El pie pequeño, el airoso talle, la finura de los modales, el no-sé-qué, en fin, de las hijas del Manzanares, cautiva el corazón insensiblemente y se lo rinde todo sin alguna resistencia”.
¡Las mujeres son las grandes sacerdotisas del abominable culto tributado hoy al Becerro de Oro! ellas son las que por satisfacer su sed de lujo, impelen a los hombres en general, y a sus maridos en particular, a posponerlo todo a la primera y perentoria necesidad de ganar mucho dinero. Si los hombres hacen las leyes, las mujeres hacen las costumbres: sobre las mujeres cae, pues, la mayor responsabilidad de todo lo que tienen de materialista, de interesado y de repugnante a toda alma un poco levantada de las costumbres modernas.
El único defecto de la mujer es que le gusta comprar.
Quizás el cuadro más hermoso y representativo de esta dama sensible, frágil y hogareña lo encontramos en el retrato de las hermanas Florence y Parthenope Nightingale realizado por White en 1836 y conservado en la londinense Galería Nacional del Retrato. Sus símbolos reflejan en imagen lo que la palabra ha intentado explicar: un libro de oraciones y la costura.
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